María, los pastores y los magos
Y María guardaba todas estas cosas en su corazón. (2)
Por Domingo Aguilera. Marzo 2020
En el anterior post, vimos la importancia del nuevo matrimonio en la fe, inaugurado por María y José y como la Encarnación del Verbo se realiza dentro de ese matrimonio.
Ahora llegamos a Belén. Y en Belén nace el Niño. https://www.amigosdelavirgen.org/noticias/20-boletin-noticias/156-un-nino-nos-ha-nacido
María ya grávida, emprende un viaje con José, que para la mayoría de nosotros no tiene sentido. Excusas, retrasos, pagar para que alguien nos apunte en el censo, comprar voluntades... Solo que María y José no se mueven como nosotros, se mueven por fe. Y nace en Belén, donde decían las profecías. Nace en la discreción de un habitáculo dedicado a las bestias, que María habría limpiado y preparado para el momento. María sola, sin dolor, en plena intimidad con Dios. Luego bajaría José a ver al Niño. Virgen antes del parto, Virgen en el parto y Virgen después del parto. Su seno inmaculado es la morada de Dios, por ser virgen y preservada del pecado original.
El día que María conoció a José y se enamoró. Su vocación
Y María guardaba todas estas cosas en su corazón.(1)
Por Domingo Aguilera. Febrero 2020
En el capítulo 2 versículo 19, justo cuando los pastores acaban de adorar al Niño, San Lucas nos dice: ”María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón.” Y lo repite al final del mismo capítulo en el versículo 51 “bajó con ellos, vino a Nazaret y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”
Y cabe preguntarnos ¿Qué cosas eran esas que María guardaba en su corazón? ¿Unos bonitos atardeceres? ¿Unas buenas tertulias con sus parientes?.... Lo veremos en varios capítulos.
Ahora vamos a situarnos en Nazaret el año 0 de nuestra era. El pueblo judío esperaba la llegada del Mesías. Los profetas y los signos de los tiempos así lo anunciaban. Toda Jerusalén bullía en habladurías y preguntas.
En el corazón del Amazonas
Un grupo de mujeres colocan la Virgen de la Esperanza en Brasil
El Papa Francisco bendice la copia de la talla de la Virgen de la Esperanza
Todavía con el eco del Sínodo del Amazonas en la plaza de San Pedro, un grupo de mujeres, le han hecho llegar al papa Francisco una talla, a escala, de la Virgen de la Esperanza del Amazonas. La Virgen tiene al Niño en sus brazos y el Papa, cuando se la entregaron, la mira con ternura.
Es una Virgen blanca, sin policromar, como la original. Está hecha en resina, como la que fue colocada hace dos años en el Amazonas. Mide 35 cm, no como la original que mide 2,20 metros.
La historia comienza con Maruja Moragas, una mujer que murió con fama de santidad. Maruja fue abandonada por su marido con tres hijos adolescentes, entonces conoció a la profesora Nuria Chinchilla del IESE en Barcelona, y acabó siendo también profesora de IESE.
Así dicho, podría parecer que Maruja fue una triunfadora de su tiempo, una mujer empoderada, que rompió todos los moldes. Sin embargo, su vida fue muy difícil para ella, aunque muy agradable para los que la rodeaban. Y ciertamente rompió todos los moldes: los moldes de su amor a Jesucristo, que fue su gran pasión.
Sus amigas, que forman el I-WiL de IESE, cuando Maruja se marcha al cielo, deciden seguir haciendo el bien como lo hacía ella.
Se presenta la conveniencia de colocar una talla de la Virgen de la Esperanza, en una zona del Amazonas, junto al río Uatumá, que significa “mujer bonita”, donde en 100 km a la redonda no existe ningún lugar para reunirse.
Una talla moderna, que será realizada en una resina que aguante las condiciones climatológicas de la zona. Tendrá 2,20 metros de altura y se instalará en una pequeña ermita construida por obreros locales bajo la dirección y diseño del arquitecto Miguel Fernández de Molina Lovera, con un pozo de agua adosado que mejora las condiciones de vida de las comunidades ribereñas.
La zona está a una hora y cuarto de Balbina que es el poblado más cercano, y que fue creado para la construcción de la presa del mismo nombre, en el municipio Presidente Figueiredo, en pleno río Amazonas.
Un Niño nos ha nacido
Por Domingo Aguilera. Enero 2020
Es tiempo de Navidad. Nace el Niño. Y no hubo sitio en la posada. En un establo. Y como el Señor no da puntada sin hilo, podríamos preguntarnos ¿por qué un Niño y en un pesebre?
Caben muchas respuestas: era conveniente, era adecuado, para mostrarnos su humildad, su pobreza, etc.
En el post anterior vimos la importancia de las relaciones que establecemos con María y con los demás. Y lo primero que hace María es presentarnos a su Hijo. Un bebé al que adoran los ángeles en el cielo, y unos pastores y, más tarde, unos magos, en la tierra.
Adorar. Reconocer a Dios como Todopoderoso y a nosotros como sus criaturas. Es la posición natural de la criatura ante su Creador. Postrados.
Otra Versión de la Navidad
26 diciembre 2019
En el Evangelio de San Lucas (2, 6-7) leemos: «Y sucedió que, mientras estaban allí [en Belén], le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, pues no había sitio para ellos en la posada». El pasaje suele interpretarse así: José viaja desde Nazaret a Belén para empadronarse, estando su esposa en estado de avanzada gestación; pese a que su estirpe es oriunda de Belén, José no tiene casa familiar donde alojarse, ni tampoco casa de un deudo que pueda hospedarlos, viendo a María a punto de romper aguas; José, entonces, busca habitación en una posada, pero todas están ocupadas (o los desalmados posaderos no les hacen hueco, aunque tengan alguna libre, pues esperan la llegada de huéspedes de mayor ringorrango); y, ante este cúmulo de desgracias (fruto de la imprevisión de José), María tiene que resignarse a dar a luz en un pesebre.