La misericordia de María
Por Domingo Aguilera. Noviembre 2020
En la plegaria Salve Regina, ese compendio de fe de la criatura en su Madre, recitamos: “Dios te salve reina y madre de misericordia”. La invocamos como madre misericordiosa. Además, el papa Francisco la ha incluido en las letanías del santo rosario, tras promover un año de misericordia.
A María ¡le encanta el Rosario!
Por Domingo Aguilera. Octubre 2020
En las apariciones de la Virgen a los tres pastorcillos en Fátima, María les pide que hagan penitencia y sobre todo que recen el rosario “por la conversión de los pecadores” Y la promesa de que si se reza más el rosario no habrá guerras, sino paz en todo el mundo.
Ahora y en la hora de nuestra muerte
Por Domingo Aguilera. Septiembre 2020
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, no estaba sujeto a la ley del pecado y por lo tanto a la ley de la muerte. María, concebida sin pecado original y que recorrió el camino de la vida sin mancha de pecado, tampoco.
María fue preservada del pecado original. Jesús no solo no tuvo pecado sino que Él es el autor de la gracia. El que borra el pecado del mundo.
¿Cómo miraría María a la muerte?
Las bodas de Caná
María se adelanta a nuestras necesidades
Por Domingo Aguilera. Julio 2020
En Juan 2, 1-11, leemos:
Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos. Y, como faltó vino, la madre de Jesus le dijo:
-No tienen vino. Jesús le respondió:
-Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora. Dijo su madre a los sirvientes:
-Haced lo que él os diga.
……
José no está en las bodas de Caná. Se marchó al cielo cuando Jesús le comunica que va a comenzar su predicación.
¿Donde está Jesús?
Y María guardaba todas estas cosas en su corazón. (5)
Por Domingo Aguilera. Junio 2020
Nos cuenta San Lucas:
Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta, como era costumbre... Y al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban admirados de su sabiduría y sus respuestas. Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre:
-Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo, angustiados te buscábamos.
Y él les dijo:
-¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
El Niño se queda en el templo. Sus padres creen que se ha perdido. Ellos, por unos momentos, lo han perdido. Y lo buscan angustiados, con todo su corazón desecho.