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El culto católico a la Virgen María hunde sus raíces en el Antiguo Testamento, explica un experto en Sagradas Escrituras

Por

Carmelo López-Arias

Publicado en Cari Fliii

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Brant Pitre, profesor de Sagradas Escrituras en el Instituto Agustino de Denver (Colorado, Estados Unidos), ha consagrado buena parte de sus escritos a mostrar la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, en el sentido de que éste da pleno cumplimiento a aquél. Su último libro aplica este método a la figura de la Virgen María: Jesus and the Jewish Roots of Mary: Unveiling the Mother of the Messiah. En él muestra los fundamentos bíblicos de la devoción a María, desde el Génesis al Apocalipsis. “Jesús y las raíces judías de María” es la continuación de un libro en la misma línea del mismo autor: “Jesús y las raíces judías de la Eucaristía”.

Por Domingo Aguilera, marzo 2019

 José era un joven de la familia de David, por lo tanto de familia real. El tercero de los hermanos, era muy piadoso y conocedor profundo de la Escritura, era lo que la Biblia denomina Justo.

Tendría cerca de los 20 años, cuando un día, el Sumo Sacerdote decide casarle con María, que es una adolescente bellísima, también descendiente de David. Hija de Joaquín y Ana. Y comunica a ambas familias su decisión. Para los descendientes de David, el Sumo Sacerdote era el que, encargado de conservar la transmisión de la sangre real, decidía quienes se casaban. No los padres, ni los propios contrayentes. Y por ser ambos de familia real, según la Ley tenían que obedecer este mandato.

Por Domingo Aguilera Febrero 2019

 

Todos los videntes de la Virgen coinciden en afirmar que vieron a una mujer bellísima, tan bella, que deja en ellos una impresión tan profunda, directamente en el alma, que les hace muy difícil describir su rostro.

María es una mujer, no una divinidad. La mujer más bella de la creación. Es hija de Joaquín y Ana. Engendrada por ellos y preservada de la corrupción, del pecado original, por una intervención directa del Espíritu Santo.

María es la creación más grande del Padre. Es la criatura en la que el Espíritu Santo actúa, tomándola como Esposa, para preparar la morada del Hijo.

Bernadette se «encerraba» tras su velo para rezar el Rosario: «Es mi pequeña capilla», decía a quienes querían verla orar

Por Carmelo López-Arias

lunes, 11 de febrero 2019

 ¿Cuáles fueron las motivaciones de Santa Bernadette Soubirous (1844-1879) después de las 18 apariciones de la Virgen que recibió en Lourdes entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858? En la Positio, colección de documentos para su beatificación y canonización, todos los testigos señalaron dos: glorificar con su vida a Nuestra Señora y hacer penitencia y oración por la conversión de los pecadores.

Amar a la Virgen

“Mi única ambición es ver a la Virgen Santísima glorificada y amada”, le oyó decir Maria Bordenave, quien añadió que “sus palabras, sus gestos, sus miradas, sus actitudes respiraban su amor y su devoción a la Reina del cielo”. Otra testigo, Marta de Rais, recuerda que “su devoción hacia ella se manifestaba en la oración. ¡Había que oírle recitar el Avemaría! ¡Qué acento de piedad, sobre todo cuando pronunciaba estas palabras: ‘¡Pobres pecadores!’“. (El Avemaría, en francés, incluye ese “pobres” que no existe ni en latín ni en español.)

El Papa pide admirarse con María: «La Virgen lleva a la Iglesia la atmósfera de cada casa; no ve pecadores, sino hijos»

Por Javier Lozano

El Papa Francisco presidió la primera Eucaristía del año 2019 en la basílica de San Pedro para celebrar la festividad de María Madre de Dios. En el inicio de su homilía habló del verbo admirarse y recordó que así se quedaban los que escuchaban a los pastores que vieron a Jesús.

“Admirarnos: a esto estamos llamados hoy, al final de la octava de Navidad, con la mirada puesta aún en el Niño que nos ha nacido, pobre de todo y rico de amor. Admiración: es la actitud que hemos de tener al comienzo del año, porque la vida es un don que siempre nos ofrece la posibilidad de empezar de nuevo”.