El secreto mejor guardado
Por Domingo Aguilera. Dic 2020
Me pide un gran amigo mío, L MM, que publique un artículo en diciembre sobre la Navidad.
Si me preguntasen cuál es el villancico que más me gusta, respondería sin pensármelo dos veces, que un español y un italiano.
El español dice:
Dime Niño de quién eres, todo vestido de blanco,
Soy de la Virgen María y del Espíritu Santo
Dime Niño de quién eres y si te llamas Jesús
Soy amor en el pesebre y sufrimiento en la Cruz.
Resuenen con alegría los cánticos de mi tierra
Que viva el Niño Jesús que nació en la Nochebuena
La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va
Y nosotros nos iremos y no volveremos más.
El italiano se titula “Tu Scendi Dalle Stelle”y dice así:
María, Arca de la Alianza
Por Domingo Aguilera. Diciembre 2020
En el libro, “A father who keeps his promises” Scott Hahn, un teólogo converso estadounidense, plantea la diferencia entre las alianzas entendidas desde el punto de vista de una mentalidad moderna o desde una mentalidad hebrea antigua. El hombre moderno sabe mucho de contratos y muy poco de alianzas con Dios. Y nos conduce a través del Antiguo Testamento a entender cómo Dios es un Padre amoroso que quiere hacer una alianza con sus hijos, “a toda costa” o con palabras de Santa Teresa, que “Dios no se muda”.
La misericordia de María
Por Domingo Aguilera. Noviembre 2020
En la plegaria Salve Regina, ese compendio de fe de la criatura en su Madre, recitamos: “Dios te salve reina y madre de misericordia”. La invocamos como madre misericordiosa. Además, el papa Francisco la ha incluido en las letanías del santo rosario, tras promover un año de misericordia.
A María ¡le encanta el Rosario!
Por Domingo Aguilera. Octubre 2020
En las apariciones de la Virgen a los tres pastorcillos en Fátima, María les pide que hagan penitencia y sobre todo que recen el rosario “por la conversión de los pecadores” Y la promesa de que si se reza más el rosario no habrá guerras, sino paz en todo el mundo.
Ahora y en la hora de nuestra muerte
Por Domingo Aguilera. Septiembre 2020
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, no estaba sujeto a la ley del pecado y por lo tanto a la ley de la muerte. María, concebida sin pecado original y que recorrió el camino de la vida sin mancha de pecado, tampoco.
María fue preservada del pecado original. Jesús no solo no tuvo pecado sino que Él es el autor de la gracia. El que borra el pecado del mundo.
¿Cómo miraría María a la muerte?