Por Domingo Aguilera, especial mayo de 2023
El pasado domingo me fui con un amigo a un santuario de la Virgen cerca de Colmenar Viejo, como solemos hacer todos los años. En el camino mi amigo me preguntó lo siguiente:
Voy con unos pantalones de color biege y una camisa de color azul, que yo creía de color verde. ¿Tú crees que eso le importará a María?
Mi respuesta fue que María, cuando vivió en Nazaret, era una mujer verdadera, de carne y hueso y que, por lo tanto, Ella apreciaba que sus acompañantes fueran bien vestidos. Además Ella iría muy bien vestida, muy elegante, aunque sin estridencias. Por eso su hijo Jesús iba muy bien vestido el día que le prendieron, y posiblemente fue siempre elegantemente vestido como corresponde a un rabí. Así se lo enseñó María.
Pero María más que mujer es Madre y nos quiere, a cada uno de nosotros, con su gran corazón de madre. Por lo tanto, lo que Ella desea es estar con nosotros para mostrarse como tal. Sólo si nosotros la aceptamos, porque Ella lleva mucho tiempo esperando que la aceptemos en nuestra intimidad.
Esto me recordó que este año comienza la novena al Espíritu Santo el día 16 de mayo, y que el día de Pentecostés es un gran día para los cristianos maduros en la fe.
Con el Bautismo estamos redimidos, sí; pero solo con la ayuda del Espíritu Santo podemos alcanzar la santidad que Dios espera de nosotros. ¡Cuántos adultos, que se consideran católicos, no piensan en la Confirmación!
Les parece suficiente con el Bautismo y quizás con la primera comunión. Pero sin el Espíritu Santo no conocen plenamente a Dios. Esto lo conocemos por la predicación de los apóstoles, que: “enviaron a Pedro y Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo (Act. 8, 14-17)”.
Seguro que María se pondrá muy contenta si el día de Pentecostés recibimos a su Esposo con un traje nuevo, hecho con un corazón arrepentido en una buena confesión.