El papa emérito Benedicto XVI yace a los pies del baldaquino de Bernini en la Basílica de San Pedro, al igual que Juan Pablo II en 2005.
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Benedicto XVI, fallecido este 31 de diciembre, no añadió misterios al rosario como hizo Juan Pablo II ni advocaciones a las letanías como Francisco. Tampoco escribió encíclicas sobre la Virgen, ni multiplicó las devociones o advocaciones marianas.
El Papa Francisco presidió este primer día del año en la basílica de San Pedro la misa por la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y la 56ª Jornada Mundial de la Paz. Una tradición que este año cobra especial interés tras la muerte la víspera de Benedicto XVI. Durante la homilía, el Santo Padre ha destacado el papel que tiene la Virgen "para que Cristo se vincule con nuestra humanidad", y ha encomendado a la Virgen al "amado Benedicto XVI".
Los dogmas no descubren una verdad, ratifican una verdad ya aprobada y vivida por los fieles. Ejemplo: la festividad de ahora mismo, primer día del año: Santa María, Madre de Dios.