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Creer lo imposible es esperanza

María no se queda esperando el nacimiento de su hijo. Se pone en camino presurosa: “En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel”.  

Me gusta la actitud de María. Sale de su comodidad. No se queda feliz en Nazaret esperando la llegada del Mesías. No cuida el don que ha recibido para evitar que le suceda algo malo.

Los pasajes evangélicos navideños sirvieron a los Padres de la Iglesia para «sembrar» la Mariología