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La Virgen de Urkupiña (Bolivia) dejó el templo para llenar de esperanza a los devotos entre sirenas y oraciones

El ruido del exterior los despertó. Pero cuando salieron a las ventanas de sus hogares para observar lo que estaba ocurriendo se encontraron con una bellísima sorpresa: la Virgen que los estaba saludando.

Lo que hasta aquí parece una simple anécdota, en las últimas horas se transformó en motivo de gran conversación entre los habitantes del municipio de Quillacollo en el departamento de Cochabamba (Bolivia). Es ahí donde se venera a la Virgen de Urkupiña, advocación que se caracteriza por generar una auténtica fiesta llena de colorido y fe cerca de la fecha de la Asunción (agosto).

Danzas, despliegues folclóricos, fraternidades y celebraciones religiosas forman parte de lo más tradicional de un homenaje que rompe fronteras, pero que en 2020 ha sido suspendido debido a la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, a pesar del dolor de no poder llenar las calles para salir al encuentro de la Virgen, recientemente se dio una situación muy particular: fue la Virgen la que salió a dar consuelo y pedir que se respete en esa localidad la cuarentena (donde rige una medida total) por el bien de todos.

Efectivamente, luego de una misa a puertas cerradas organizada por el párroco de San Idelfonso, Marcial Sánchez, en la que también se oró por los afectados por la pandemia, la Virgen empezó a recorrer el municipio, tal cual consigna La Razón.

Lo hizo tras la apertura de un templo -varias semanas cerrado- entre oraciones y sirenas.

Las imágenes del momento en que “La Mamita” (también conocida como “la patrona de la integración”) bendice a los lugareños llena de emoción a los observadores en un momento donde la consigna es limitar los movimientos para ganarle al coronavirus. Pero aquí la Virgen lo hizo de nuevo. Otra vez se puso en camino, bien rápido, para llenar de sonrisas las caras de sus hijos.