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Mientras el mundo gira

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El pontífice rezó el Santo Rosario en los Jardines del Vaticano por el final del coronavirus: ¡Que nuestra Madre la Virgen de Guadalupe nos acompañe!

Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad”, clamó el Papa Francisco este sábado 30 de mayo de 2020, víspera de Pentecostés, mientras presidió el rezo del Santo Rosario desde la Gruta de Lourdes en los Jardines del Vaticano.

Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma”, rezó el Sucesor de Pedro ante la réplica de la gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos. La gruta original está en Francia y allí la Virgen María se apareció a Bernadette Soubirous en el siglo XIX.

“Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo”, añadió el Papa.

Perseverantes y unidos en la oración, en compañía de María” (Hechos 1,14), ha sido el lema del evento que congregó a los fieles del mundo en la vigilia del domingo de Pentecostés, fiesta que celebra la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, y organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización del Vaticano.

Las partes del Rosario fueron recitadas por algunas mujeres y hombres que representaron a diversas categorías de personas particularmente afectadas por la emergencia sanitaria causada por COVID-19.

Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud”, dijo el Papa con fervor ante los pies de la Virgen de Lourdes.

Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos”, expresó el Papa pidiendo la intercesión de la Virgen María. Una oración en recuerdo de todos los sacerdotes y personas consagradas cercanas a los que padecen la enfermedad. 

Asimismo, la oración del Papa fue seguida desde otro emblemático santuario mariano, entre otros, el santuario de Lourdes, donde cada año pasan 5 millones de personas por esa ciudad francesa. Muchas de ellas golpeadas por la enfermedad. Esperan curarse milagrosamente en las aguas de la fuente que la Virgen descubrió a Bernadette en 1858.

“Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares”, rezó Francisco en la Gruta en los Jardines Vaticanos hecha construir por León XIII. En los Jardines Vaticanos se erigió una réplica de la Virgen de Lourdes en el año 1902. 

Desde entonces muchos pontífices han rezado ahí. Ahora, Francisco ha reforzado una tradición, especialmente en este momento de tribulación para humanidad debido a la emergencia sanitaria y para pedir ayuda por los enfermos de coronavirus. 

Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración”.

Al final, el Papa rezó a la Virgen María, la madre de Jesús que “brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén”. 

El Santo Rosario que es a la vez oración y meditación de los grandes momentos de la vida de Jesús y de María, fue recitado en vivo y al unísono por los fieles unidos en conexión en vivo desde los más importantes santuarios en el mundo:

En Europa: Lourdes (Francia), Fátima (Portugal), San Giovanni Rotondo y Pompei (Italia) y Czestochowa (Polonia). América: Santuario de la Inmaculada Concepción (Washington -Estados Unidos). África: Santuario de Elele (Nigeria) de Notre-Dame de la Paix (Costa de Marfil). América Latina:  Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe(México) y de Chichinquira (Colombia), Luján y del Milagro (Argentina), entre otros.

A todos ustedes en los Santuarios de América Latina, veo Guadalupe y tantos otros, que están comunicados con nosotros, unidos en la oración. En mi lengua materna los saludo. Gracias por estar cerca a todos nosotros. Que nuestra Madre de Guadalupe nos acompañe“, concluyó el Papa.