Los ladrones arremetieron sin mayor éxito contra el Sagrario de un santuario dedicado a Nuestra Señora de Coromoto, en la capital de Venezuela. Extrañamente “respetaron” las formas consagradas
Un robo algo peculiar ocurrió el domingo 27 de septiembre en un santuario de Caracas dedicado a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela. Los ladrones, todavía no identificados, ingresaron al portentoso templo mariano para llevarse diversos objetos.
Sin embargo, aunque los autores de los hechos reventaron la puerta del sagrario e intentaron llevarse una lámina dorada que lo adorna, no lo pudieron hacer. Lo más extraño, si se compara con otros recintos religiosos también profanados, fue que esta vez no tiraron al suelo ni se llevaron las hostias consagradas. Es decir: ¡los ladrones respetaron a Jesús Sacramentado!
El “respeto” expresado a Jesús Sacramentado pudo haber ocurrido porque desconocían ante quien se encontraban; contrariamente, sí tenían el conocimiento pleno de la profanación que estarían cometiendo, si iban más allá del “simple robo”.
Conjeturas de esta naturaleza se conocieron el miércoles 30 de septiembre, cuando los responsables del santuario, ubicado en la urbanización El Paraíso de Caracas, abrieron sus puertas a los medios de comunicación para difundir el nuevo episodio de violencia contra los espacios sagrados de la iglesia Católica, en el país Latinoamericano.
Descripción de los hechos
“Destrozaron las puertas de madera y abrieron el Santísimo, respetaron las formas sagradas (Santísimo) e intentaron arrancar unas láminas color oro, pero no se la llevaron”, ratificaba el padre Jonathan González, lo escrito en un comunicado del 28 de septiembre.
La información había sido adelantada en la red social Instagram de la parroquia “San Alfonso María de Ligorio”, a la que pertenece el santuario de “Nuestra Señora de Coromoto”. Ahora se conocen y refuerzan los detalles del hecho delictivo, en el que hasta los confesionarios, tableros eléctricos y cerraduras sufrieron daños durante la fechoría.
“Nuestra parroquia fue asaltada y robada por parte de unos ladrones que entraron por la una reja de la cripta”, expresó González quien pertenece a la Congregación del Santísimo Redentor. “Forzaron todas las puertas de la cripta donde se imparte la catequesis y actos parroquiales. Subieron por la escalera de caracol que comunica la cripta con el Altar Mayor”, ampliaba lo contenido en el comunicado.
También explicó que los delincuentes destrozaron las puertas de madera y abrieron el Santísimo, insistiendo en que respetaron las formas sagradas e intentaron arrancar unas láminas doradas, pero no se la llevaron.
Esta vez, los profanadores lograron “subir a los balcones y se llevaron un hidrojet color amarillo, un taladro profesional y dos reflectores (el de la Virgen y el pequeño de colores que alumbraba el Cristo)”, se lee en la misiva entregada a los medios. Igualmente sufrieron daños alguna puerta y la reja por donde ingresaron inicialmente al santuario.
El sacerdote agradeció “la solidaridad de los parroquianos solidarizados en reponer los bienes robados”, y explicó que los hechos fueron denunciados ante las autoridades de la Guardia Nacional Bolivariana que luego revisaron los lugares de la Iglesia. Finalmente, lamentó lo ocurrido y pidió orar «por el arrepentimiento y conversión de quienes cometen hechos contra la ley de Dios”, en la que se le llama al hombre a “no robar”.
Templo inspiración de los Redentoristas
El impresionante templo fue inaugurado el 23 de mayo de 1961, con la bendición del que fue el primer cardenal de Venezuela, José Humberto Quintero, entonces arzobispo de Caracas. Su diseño estuvo a cargo del ingeniero Vicente Franco, de acuerdo con el portal Caracas Arquitectura e Historias, en el que aparecen fotografías del templo.
Se conoció que los promotores fueron los Misioneros Redentoristas que para esa época acababan de construir otro templo dedicado a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el sector Pagüita del centro de Caracas, “donde habían hecho de arquitectos y peones”.