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Alas afueras de San Nicolás, una zona de Las Manchas, en la isla de La Palma, hay un pequeño monumento dedicado a la Virgen de Fátima, y no está en un lugar elegido al azar. Según nos cuenta el Confidencial, este punto fue donde narra la historia local que la lava del volcán que surgió en la isla de La Palma en 1949 cambió de rumbo contra pronóstico, salvando así la iglesia que da nombre a la zona. Los lugareños atribuyeron a este hecho a la Virgen de Fátima y construyeron un pequeño monumento, junto a la la ermita de San Nicolás, dedicado a a esta advocación mariana.

Lo que no sabían los vecinos ni quienes mandaron construir el monumento es que este lugar volvería a vivir, solo 70 años después, un evento similar, y que su ermita se ha salvado otra vez, y de forma algo sorprendente, de la lava. Al menos de momento.

A pesar de haber visto pasar de cerca dos volcanes, uno de los cuales se llevó parte del pueblo donde se erige, la iglesia mantiene su construcción original y se ha convertido en un símbolo de la isla.

Fuente: El Confidencial

Pablo Cesio - Aleteia Uruguay - publicado el 08/11/21

¿Cómo vivirá Uruguay en 2021 la fiesta de su patrona? Las palabras en Aleteia del obispo de Florida, monseñor Martín Pérez Scremini.


Maria Paola Daud
- publicado el 09/11/21

El papa Sixto IV quiso comprobar en persona el milagro, y quedó impresionado

En Argentina hay una diócesis que estará de fiesta por la celebración de los 101 años de la coronación de la Virgen del Rosario del Río Blanco y Paypaya. Este evento también marcará el final del año jubilar mariano que se había extendido desde octubre del 2020 por la pandemia.

 

Por Domingo Aguilera. Noviembre 2021 

Tradicionalmente el pueblo fiel durante siglos, ha asignado el papel de maestro de vida interior a José, el esposo de María de Nazaret.

No sabemos si José estuvo en alguna escuela judía famosa o tuvo que conformarse con aquella que le tocó en suerte. Ni tampoco parece que fuese doctor de la ley, porque no hay sombra de ello en ningún evangelio, ni incluso en los apócrifos. Sí que sabemos que conocía a fondo las Escrituras. No sólo las conocía sino que vivía de ellas. Eran su alimento. Lo sabemos porque el evangelio dice de José que era justo. 

Si no era “maestro de la ley” ni doctor, surge la pregunta de por qué le consideramos maestro.