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Por Domingo Aguilera,  28 de Marzo de 2020.

Esta pandemia nos ha demostrado la fragilidad de cada uno de nosotros y de la humanidad entera.

En mi post “Modelo” https://www.amigosdelavirgen.org/noticias/9-home/22-modelo hace más de un año, comentaba que la sociedad postmoderna no tiene modelo y por lo tanto futuro.

El hombre del siglo XXI confía en la ciencia, en la tecnología, los planes económicos y en la postvedad. Nada me impide hacer lo que yo quiero. La tecnología y la ciencia me ayudan, luego lo conseguiremos. Seremos eternos, seremos poderosos, seremos…como Dios. Sin Dios.

Cambiaremos de sexo cuando queramos, eliminaremos aquellos individuos que no son aptos. Etc. El periodista y escritor Denis Tillerac, comentaba cómo el error del 68 nos ha conducido a este pensamiento postmoderno: https://www.amigosdelavirgen.org/la-virgen-y-el-arte/53-el-error-del-68-creer-en-la-inocencia-del-deseo-y-la-creatividad-del-inconsciente 

El arte, la belleza, que es el más inmediato conocimiento del hombre, también se ha deshumanizado, incluso ha sido sustituido por la máquina.

La mayoría de las corrientes intelectuales y artísticas del siglo XX confluyen en esta crisis. Y a este panorama convulsivo no ha sido ajena la Iglesia. San Pablo VI, ya comentó que por las rendijas de la Iglesia se había introducido el humo de satanás. Y todos hemos contemplado las heridas de la corrupción de menores, del aquelarre en la plaza de S. Pedro con la Amazonía o el desgarro de un posible cisma en el corazón de Europa. Y de esto no hace mucho.

Pero ayer, la plaza de S. Pedro, en la penumbra de la noche, totalmente vacía, nos enseñó el camino a seguir, no sólo a los católicos sino a toda la humanidad.

La oración de Francisco, acompañada del Cristo de las Plagas y de su Madre, salud del pueblo romano, y la bendición Urbi et Orbe, nos abrieron las puertas de la esperanza a toda la humanidad.  A toda.

A mí me cautivó la frase “no podemos, la humanidad, salvarnos solos”. La oración en la barca que se hunde… cuando están con Jesús.

Estamos ante un cambio de era. La humanidad no puede seguir así. Claro, que puede empeorar, si la conclusión de la pandemia, es que ya no besaremos a las imágenes, quedará prohibido besar el altar, que habrá gente de segunda clase por que no se somete a las reglas comunitarias de salud y que por lo tanto habrá que reeducarlos, entonces, esto no habrá servido para nada. La humanidad habrá mejorado la salud colectiva…. Hasta que otro imprevisto vuelva a demostrar lo mismo. Eso sí, a costa de la libertad de los hombres.

Este cambio de era, en mi opinión, tiene que contar especialmente con María y estar basado en el respeto en la fe.

Los derechos humanos sólo son humanos si son derechos en la fe. En la razón guiada por la fe.

La Iglesia tendrá que liderar este cambio y volver, cómo ha escrito Benedicto XVI, a enunciar desde la Cruz, desde la Redención, el sacerdocio del Nuevo Testamento en su plenitud, lo que yo llamo el sacerdocio en la fe, que gracias a su escrito y al cardenal Sarah, quedan nítidamente esculpidos.  

Y otro punto de mejora, será la concepción de la mujer y del matrimonio, lo que llamo matrimonio en la fe. https://www.amigosdelavirgen.org/noticias/9-home/168-el-dia-que-maria-se-enamoro-de-jose-su-vocacion

El respeto en la fe, la admiración y la “veneración” por el “otro”, la capacidad de darse entre iguales, entre hijos de Dios, eso, redimirá a esta humanidad.

Ante María todos somos iguales y peculiares. Si las familias ponemos a la Virgen en el centro de nuestra vida, si los matrimonios se constituyen en la fe, y si los hijos se enamoran de la Mujer más bella del mundo, entonces sí comenzará una nueva era.