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Madre de todos los creyentes

Por Domingo Aguilera. Diciembre 2019

Vimos en los tres artículos anteriores cómo María establece con la Trinidad relaciones: de Filiación con el Padre, de Maternidad con el Hijo y Esponsales con el Espíritu Santo. Una semejanza de las relaciones intratrinitarias que establece desde su Inmaculada Concepción pasando por su SI en la Encarnación, para desde entonces, estar solo pendiente de la Redención.

 María inaugura el modelo de relaciones del Nuevo Testamento, que hasta entonces sólo eran relaciones reverenciales con Yahvé, para que las criaturas podamos establecer relaciones en la intimidad de la Trinidad.

 Las relaciones que establecemos los hombres son accidentes y trascendentes, no es el caso de las relaciones Intratrinitarias que son inmanentes. Pero los accidentes son muy importantes en nuestra vida, son lo que nos distinguen de los demás y por lo que seremos salvados o recusados. Una persona puede hacer el bien o el mal, pero no puede dejar de ser persona.

 

En el artículo https://www.amigosdelavirgen.org/noticias/9-home/39-al-pie-de-la-cruz  , vimos como Jesús le pide otro SI. Le pide ser Madre de la Iglesia. Ciertamente María no sufrió los dolores del parto, pero Ella aceptó libremente los dolores de su Hijo en la Cruz. Y con esa unión en el dolor, engendró el instrumento que su Hijo tenía preparado para la salvación de los hombres: la Iglesia.

Ya no es la Ley la que salva, sino la Iglesia. De la Iglesia solemos decir que es el Cuerpo Místico de Cristo. En otras palabras: “el repositorio de la Gracia para los hombres” que es Él mismo, dándose en la Cruz en cada consagración de la Misa y en los Sacramentos. Cristo ofrece ese instrumento a María para que siendo su Madre, lo cuide y lo reparta a los hombres y María lo acepta en la Fe. Estableciendo así una Relación plena con la Trinidad  y plena con la humanidad.

Cómo vimos también en el post  https://www.amigosdelavirgen.org/noticias/9-home/55-madre-de-la-iglesia la Iglesia es  la Fe de María actuando en la historia.  María establece así una nueva relación Maternal de Fe con los hombres,  que nos eleva a ser sus hijos con el Hijo, …si nos relacionamos en la fe, con Ella.

 Por eso, María es la Madre de todos los creyentes. Y a través de la Iglesia, nos hace entrar en la Comunión con todos los santos, esa maravilla de fe que hace que los santos, quizás anónimos, quizás familiares y quizás sin pedírselo, estén pendientes de nosotros. Especialmente cuando parece que nuestra vida no tiene solución. Y, siempre pasando por la Cruz, no lo olvidemos, se nos caerán las vendas y veremos que donde está el problema, está la solución, porque no seremos nosotros, sino que María nos llevará a Él y nos dirá “haz lo que Él te dice”.

 Nosotros debemos generar una relación personal Madre-hijo, de filiación, con Ella, que dentro de la Iglesia produce la diversidad de frutos, siendo La Belleza, que nos atrae, el principio de estas relaciones. Ese es el principio del amor, que, alimentado por la gracia, se convierte en enamoramiento, llegando a ser amor esponsal. Ya no vivimos sino esperando cada instante al Amor. El tiempo se para, es la eternidad en la tierra.

 El conocimiento de María es otra relación, (querer conocer a María) que si se hace desde la fé, es la relación salvífica. Implica un objetivo vital que llena toda nuestra vida, y querer comenzar y perseverar en ese camino, es el camino seguro.

 Sabemos que la sociedad camina hacia la dispersión. El enemigo se mueve muy bien en la masa, en la manipulación. No hay nada más dañino para los intereses del demonio que la Belleza, ni nada más favorable para él que la fácil  y a veces falsa belleza de “la moda”.

 Si nosotros establecemos la batalla, con la ayuda de María, mostrando la verdadera BELLEZA, entonces seremos vencedores, porque Ella aplastará la cabeza del dragón. El campo de batalla está claro, las reglas de juego también. A unos les está permitido todo y otros acuden con solo un arma: la devoción a María y el rosario. Se vuelve a plantear lo mismo de siempre, lo mismo que en Lepanto, lo mismo que en México (Guadalupe)…. Hoy la batalla no está perdida ni mucho menos. “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Por la fe nos sabemos vencedores… si seguimos los consejos de María.

Querida lectora, querido lector: Examen. Que nuestro examen nos ayude a quitar los obstáculos que nos impiden conocer y tratar más a María. Y que nos ayude a calibrar la rectitud de nuestras relaciones. Relaciones, que si no nos ayudan a entrar en la intimidad Divina, no sirven para nada.

 Madre, y si mi amor te olvidare, Tú no te olvides de mí. !!!