Como había anunciado el pasado 2 de octubre, durante la Misa de apertura del Sínodo, Francisco ha dirigido el rezo del rosario en Santa María la Mayor para invocar la paz por intercesión de la Virgen María. El icono de la patrona de Roma, la Salus Populi Romani, ha presidido una ceremonia a la que se han unido varios cardenales y numerosos fieles de la ciudad. En los últimos tiempos, el Papa ha acudido varias veces a esta basílica para rezar expresamente por la paz en un mundo cada vez más turbado por las guerras.
Tras el rezo del rosario, Francisco ha pronunciado una breve oración dirigida a María, que conoce «los dolores y cansancios que en estas horas abruman nuestro corazón».
«Ven a socorrernos en este tiempo en que estamos oprimidos por las injusticias y destrozados por las guerras; enjuga las lágrimas sobre los rostros sufridos de cuantos lloran la muerte de sus seres queridos, de sus propios hijos; despiértanos del letargo que ha oscurecido nuestro camino; y despoja nuestros corazones de las armas de la violencia», ha pedido el Pontífice a la Virgen.
En su súplica, Francisco también ha lamentado que la familia humana haya «perdido el gozo de la paz y ha extraviado el sentido de la fraternidad». Así, ha solicitado la intercesión de la Virgen «por nuestro mundo en peligro» y para que disipe «las nubes oscuras del mal».
«Convierte los corazones de quienes alimentan el odio, silencia el ruido de las armas que provocan la muerte, apaga la violencia que habita en el interior del hombre e inspira proyectos de paz en las decisiones de quienes gobiernan las naciones», ha concluido.
El bien contra «los entramados diabólicos de la guerra»
Además de anunciar los 21 nuevos cardenales, en el rezo del ángelus el Papa Francisco ha hecho un largo llamamiento sobre Oriente Medio, región para la que ha reclamado un alto el fuego en todos los frentes: «Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que se ponga fin a la espiral de la venganza y que no se repitan más los ataques como aquel cometido por Irán hace unos días que pueden hacer precipitar la región en una guerra todavía más grande».
Francisco ha propuesto para este 7 de octubre una jornada especial de oración y ayuno por la paz ante esta situación. Este domingo ha recordado que se cumple ya un año del fatídico día «del ataque terrorista contra la población de Israel, a la que renuevo mi cercanía», ha dicho. Ha recordado a los rehenes para los que ha vuelto a pedir la inmediata liberación. Son incontables las ocasiones en las que el Pontífice ha implorado la puesta en libertad de los más de 100 israelíes que todavía faltan en sus hogares. Se estima que, de estos, solo unos 60 seguirían con vida. En su llamamiento, el Papa también ha implorado que reciban ayuda humanitaria los civiles palestinos afectados por «las acciones militares destructivas». Y se ha mostrado especialmente preocupado por la situación en el sur del Líbano.
«Todas las naciones tienen el derecho de existir en paz y seguridad y sus territorios no tienen que ser atacados o invadidos. La soberanía debe ser respetada y garantizada por el diálogo y la paz, no por el odio y la guerra», ha subrayado el Pontífice.
Antes de concluir sus palabras, ha invitado a intensificar la oración y a unirse «con la fuerza del bien contra los entramados diabólicos de la guerra».