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 Por Domingo Aguilera, 15 de Abril 2020

Hemos dejado atrás la semana santa, hemos asistido a la resurrección del Señor y seguimos en confinamiento.

Toda la sociedad está preocupada por el día de mañana. Para muchos ha sido un tiempo perdido que hay que recuperar, para otros la preocupación será cómo comenzaré mañana, o si ya no comenzaré porque tendré todas las puertas cerradas.

A todos se nos ha concedido un tiempo para reflexionar. Para unos lo más importante será recuperar la economía, para otros recuperar el poder, y así,… casi hasta el infinito.

Pero una cosa es clara. El tiempo que ha pasado ya no vuelve. Ese tiempo no se puede recuperar, ya pasó. Podemos intentar hacer lo mismo que antes, pero más deprisa, para intentar recuperarlo. Pero si volvemos a hacer lo mismo, con la misma actitud; si no queremos cambiar nada, sino recorrer rápido el mismo camino, entonces hemos perdido miserablemente el tiempo.

Porque SI que hay cosas que cambiar. Hay mucho que cambiar. Y tú y yo no podemos ser ajenos a ello, al contrario, tenemos que ser agentes del cambio.

Porque cuando la humanidad quiere vivir como esclavos, teniendo a su alcance los más altos horizontes de libertad, cuando no se ha enterado de que ha sido redimida y se empeña en vivir encadenada, algo hay que hacer.

Es cierto que somos pocos y poca cosa, pero si somos verdaderos amigos de la Virgen y nos agarramos a su vestido, entonces si podemos cambiar la sociedad, porque cambiaremos nosotros. Y nos daremos cuenta de qué es lo importante. Quizás aquello que no hicimos con todas las fuerzas de nuestra alma, hace unos meses.

Cuando todo se derrumba, es el tiempo de las minorías. De aquellos que, usando su libertad, son capaces de perseverar en el bien  y sacar de los grandes males grandes bienes.

Te propongo una cita. Una cita con la mujer que puede ayudarte a cambiar esta sociedad:

María es la solución para los tiempos de crisis. Siempre lo ha sido: Se le aparece a Santiago, en carne mortal, cuando este está a punto de “tirar la toalla“, con aquellos barbaros hispanos; se aparece en Lepanto cuando la cristiandad está en minoría y perdiendo la batalla contra el turco; y a Juan Diego que gana “la batalla” contra el imperio inca construyendo un santuario en la cima del monte donde ellos realizaban los sacrificios. No en vano María es el Auxilio de los cristianos, que viene como madre a socorrer a sus hijos, a los que quiere con locura. Y hoy, sin duda, en estos momentos, nos es más que necesaria. Quizás sea el último recurso.

Empéñate en ser el consuelo de María y por ende del Señor, y para ello haz lo que ella nos está pidiendo. Y ¿qué nos está pidiendo?

  1. La Virgen nos ha dicho, que la humanidad está ofendiendo mucho a su Hijo especialmente en la Eucaristía y nos ha pedido reparación, que recemos por toda la humanidad, en desagravio por tanto pecado y que nos mortifiquemos.
  2. Qué hagamos el bien al prójimo y qué recemos el rosario.
  3. Que la pongamos a Ella en nuestro corazón, en el corazón de la gente, en la familia y en la sociedad.

Porque María está empeñada en salvar a todos sus hijos, cuenta contigo para generar esa lluvia fina que prepara la tierra a recibir la semilla que tanto necesita, o esa onda expansiva que genera una piedra en un estanque, que puede crecer hasta romper un dique.

Mañana tienes una cita.