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«Por favor – dijo el Papa –, no permitamos que el mensaje de la Virgen de Guadalupe se destile en pautas mundanas e ideológicas». Y con voz quebrada, pero firme dijo: «A la Madre no se le ideologiza».

«Nuestra Señora de Guadalupe nos invita a dejar de lado todos los prejuicios y los temores que pueblan nuestro corazón y confiar en el verdadero Dios por quien se vive, orientándonos, con alegría y confianza, a reafirmar nuestra pertenencia al Señor». 

El papa Francisco lanzó hoy el V Centenario del Acontecimiento Guadalupano que se celebrará en 2031. Lo hizo durante su homilía en la Santa Misa con motivo de la fiesta litúrgica de la Santísima Virgen María de Guadalupe este lunes, 12 de diciembre de 2022, en la Basílica Vaticana. 

«En esta celebración, aquí en la Basílica de San Pedro, Santa María de Guadalupe quiere encontrarse con nosotros, como un día con Juan Diego en el cerrito del Tepeyac», afirmó Francisco, quien presidió la Celebración Eucarística con ocasión de la Fiesta Litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, junto con el cardenal Marc Ouellet, Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina. 

La Virgen de Guadalupe acompaña a la humanidad…

«Este año celebramos Guadalupe en un momento difícil para la humanidad. Es un período amargo, repleto de fragores de guerra, crecientes injusticias, carestías, pobreza y sufrimiento», explicó el Papa al mismo tiempo que invitó a la esperanza y a seguir a la Virgen Madre, que «dándonos a su Hijo», invita a la fraternidad, «a dejar de lado el egoísmo, la indiferencia y el antagonismo, invitándonos a hacernos cargo «sin demora» los unos de los otros». 

Ante los pies de la reina de América, el Pontífice invitó a salir al encuentro de los olvidados, los descartados por nuestras sociedades consumistas y apáticas. La Virgen de Guadalupe – dijo el Papa – es la madre apresurada, sin demora que va a buscar a los últimos. 

La Virgen de Guadalupe camina con su pueblo explotado 

El primer papa latinoamericano de la historia indicó que la Virgen María quiere quedarse en medio a su pueblo. La Virgen morena – quiere ser «nuestra madre» y quiere que «amemos como su Hijo». 

La Virgen de Guadalupe – afirmó – acompaña a un Continente tan golpeado por «la pobreza», «explotación», «colonialismos socioeconómicos y culturales». Ella está en medio de las caravanas que buscando libertad caminan hacia el norte. Ella está en medio de ese pueblo americano amenazado en su identidad por un paganismo salvaje y explotador. Herido por la predicación activa de un ateísmo práctico y pragmático». 

«Ella está allí para decir: Yo soy tu madre», anotó el Papa vestido con paramentos blancos. 

V Centenario del Acontecimiento Guadalupano en 2031 

Entonces, el Pontífice invitó: «Hoy, 12 de diciembre, se inicia en el continente americano la Novena Intercontinental Guadalupana, camino que prepara a la celebración del V Centenario del Acontecimiento Guadalupano en 2031.» 

Nada de demestizar a la Madre

Pero, el Papa hizo una recomendación: «que la celebración se realice con un verdadero espíritu guadalupano», pues le preocupan «las propuestas de tinte ideológico cultural de diverso signo que  quieren apropiarse del encuentro de un pueblo con su madre». 

Y luego sus palabras más duras: «Nada de desmestizar o maquillar a la madre». 

«Por favor, dijo, no permitamos que el mensaje se destile en pautas mundanas e ideológicas». El mensaje es simple, es tierno: ‘¿No estoy aquí que soy tu madre?’. Y a la Madre no se le ideológiza», afirmó el Pontífice con voz quebrada y firme.

Por por otro lado, Francisco exhortó, «a todos los miembros de la Iglesia que peregrina en América, pastores y fieles, a participar en este camino celebrativo que se propone promover el encuentro con Dios a través de Nuestra Señora de Guadalupe, para la renovación del tejido social y eclesial de esos pueblos y comunidades». 

«Que Jesucristo, el deseado de todas las naciones, por intercesión de Nuestra Madre de Guadalupe, nos conceda días de alegría y serenidad, para que la paz del Señor habite en nuestros corazones y en el de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. ¡Maranathá! ¡Ven, Señor Jesús!», concluyó.