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Mónica Muñoz - publicado el 04/07/24 Aleteia
 
Una advocación de mucho arraigo entre los católicos es la que nos recuerda que la Virgen acude en ayuda de los pecadores

La santísima Virgen María se ha presentado en todo el mundo con distintas advocaciones, una de ellas es en la que se le reconoce como Nuestra Señora del Refugio, la cual se celebra el 4 de julio.

Su origen está en Italia, donde se le conoce también como la Virgen de la Encina.

Con enorme fe, dirijámonos a nuestra madre santísima, Refugio de pecadores. El papa Clemente XI fue quien concedió la coronación pontificia bajo este título.

Oración

Oh, Nuestra Señora del Refugio, madre amorosa y protectora, acudo a ti en busca de tu consuelo.

Tú, que eres refugio seguro en medio de las tormentas, te ruego que extiendas tu manto sobre mí y me protejas de todo peligro y adversidad.

Oh, dulce Madre, guíame por el camino de la paz y fortalece mi fe en ti y en tu Hijo Jesús. Intercede por mí ante Dios Padre, y alcánzame la gracia y la fortaleza que tanto necesito.

En tus brazos maternales encuentro consuelo y esperanza, sé mi refugio en momentos de tristeza y angustia. Ampárame con tu amor y compasión, y ayúdame a mantener la fe firme en mi corazón.

 

Nuestra Señora del Refugio, te entrego mis preocupaciones y dificultades [menciona tus intenciones personales]. Confío en tu amorosa intercesión y en tu protección.

Bajo tu amparo me refugio, oh Virgen Santa, y confío en que nunca me abandonarás. Permanece siempre a mi lado y ayúdame a caminar con fortaleza y esperanza.

Gracias, amada Madre, por tu amor incondicional y por ser mi refugio en tiempos de necesidad. Escucha mi humilde oración y guárdame bajo tu manto protector.

Nuestra Señora del Refugio, ruega por nosotros y por todos aquellos que acuden a ti en busca de auxilio. Que en tu amor y protección encontremos paz y consuelo. Amén.