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Por Domingo Aguilera. Noviembre 2023

 

En las letanías del rosario invocamos a María como Rosa Mística. Entendemos fácilmente que el Misterio sí le corresponde a la Virgen María, pero ¿qué tiene que ver María con las rosas?

 

La rosa es una flor especial. Tiene un olor característico, muy agradable al sentido del olfato, del que se hacen fragancias como el “agua de rosas”. También su textura es especial; los pétalos de rosa simbolizan el amor y se utilizan como alfombra en las procesiones con el Santísimo Sacramento y también en las bodas. Además, la rosa es una flor que no sólo es de color rosa, sino que las hay rojas, blancas y amarillas. Es considerada la reina de las flores.

 Pero tan preciosa flor brota en los rosales de una espina. Hay que cogerla con cuidado, so pena de pincharse. Este contraste queda muy bien reflejado en un oratorio de George F. Händel, llamado “Il trionfo del tempo e del disinganno” al que Händel puso la misma melodía que en otras dos óperas suyas (Almira y Rinaldo) y que aconsejo escuchar. La letra dice así:

       

Lascia la spina,                                                         Deja la espina,

Cogli la rosa;                                                            Arranca la rosa;

tu vai cercando                                                   vas en busca de

il tuo dolor.                                                          tu dolor.

 

Canuta brina                                                             Escarcha helada                                                      

Per mano ascosa,                                                  Con la mano oculta,

giungerá quando                                                      vendrá cuando                                               

nol crede il cuore                                                 el corazón no tenga fe

 

 Aquí se contempla el dolor y el amor cuando van de la mano. La belleza es atractiva, pero al buscarla, ella será la causa de tu dolor al encontrarte con las espinas.

 María es la criatura humana más bella jamás creada. Su belleza no radica en sí misma, sino que su Padre Dios quiso que la que iba a ser la madre del Verbo, fuese la mujer más bella por obra del Espíritu Santo. La belleza siempre hace referencia a la verdad. No es un trascendental propiamente dicho porque no se puede aplicar a la persona como tal. Hay cosas bellas, pero la Belleza, como posesión de ella, sólo la posee el Creador.

 El anciano Simeón le anunció a María su dolor en un momento de gran gozo para Ella: cuando presentaba a su Hijo a su Padre en el templo.

Y María estuvo al pie de la cruz, donde una espada atravesó su corazón al ver morir a su Hijo, pero ese fue el momento de mayor gozo para la madre de todos los que ya, desde ese momento, estábamos redimidos. Espinas y rosas.

 En María todo es misterio, ella vive para la Redención desde el misterio. Y todo es belleza, dado que es la esposa del Espíritu Santo y la madre de la Belleza.

 Es así, que podemos acudir a María como una rosa, cuando en nuestro caminar nos encontremos con espinas. Ella nos puede hacer ver la belleza de la cruz y darnos una rosa cuando necesitemos el consuelo de la madre.

 Con nuestra visión terrena sólo podemos ver el dolor de las espinas y nos quedamos mirando aquello que nos hiere para no mirar a aquella que nos consuela. Queremos entender el misterio del dolor, sin entrar en el misterio y entonces seremos unos infelices. No queremos la rosa que Ella nos da.

Sólo mirando a María y dándole nuestro corazón, podremos recibir la rosa que Ella nos da. Cuando acudamos a Ella como al último recurso y no tengamos consuelo en esta tierra, seguro que Ella nos acerca una rosa.


Muéstrate como Madre, le pedimos.