CADA BASÍLICA ENTRONIZARÁ LA IMAGEN DE UNA Y OTRA ADVOCACIÓN
Ayer lunes, 13 de febrero, en el marco de la solemne Celebración Eucarística en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad, se vivió el acto de hermanamiento entre la Basílica de Santa María de Guadalupe de México y la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de España.
(Ecclesia/InfoCatólica) A través de este hermanamiento, las dos basílicas se comprometen a celebrar con solemnidad en la Basílica del Tepeyac, la fiesta de la Virgen de Guadalupe de España, en el día el que el calendario litúrgico la conmemora: el 6 de septiembre de cada año.
Al mismo tiempo, se comprometen a celebrar con solemnidad en la Basílica de Nuestra Señora de las Villuercas, la fiesta de la Virgen de Guadalupe de México, el 12 de diciembre de cada año. Asimismo, cada basílica entronizará la imagen de una y otra advocación en los santuarios homónimos. Es decir, que en la Basílica mexicana esté presente la imagen de la Virgen de Guadalupe de España, y en el Santuario de la Puebla de Guadalupe reciba culto una reproducción de la tilma de San Juan Diego, en la que milagrosamente quedó plasmada la imagen de la Señora del Tepeyac.
También se rezará en la Basílica española de la Virgen de Guadalupe por el pueblo hermano de México y elevar también plegarias en la Basílica de México por el pueblo español.
Por último, ambas basílicas se comprometen en la divulgación del conocimiento de ambas apariciones de la Santísima Virgen, unidas bajo una común advocación, para estrechar los vínculos entre los fieles devotos de Guadalupe de España y de Guadalupe de México
Todos estos compromisos que hoy aceptan libre y gozosamente tienen como fin «promover y divulgar el amor a la Beatísima siempre Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, invocada en México y en España con este nombre singular: GUADALUPE. También es su ardiente deseo que este hermanamiento fortalezca los lazos fraternos que siempre han unido a nuestros pueblos y redunde todo ello en la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas».