Maria Paola Daud - publicado el 30/09/22 - actualizado el 02/02/23
Es tan popular en algunos lugares de España, que muchas niñas o mujeres llevan el nombre Blau (chichón en catalán)
La Virgen del Blau o del Chichón se conserva en la Catedral Nueva de Lérida (España). Tiene su denominación debido a una curiosa mancha morada en su frente, un moretón o morado.
Una curiosa leyenda nos cuenta el porqué de este apelativo
Cuenta el relato que al escultor Jordi Safont se le encargó esculpir dos imágenes, una para presidir la Porta dels Apòstols de la Seu Vella de Lleida (Catedral Vieja) y otra para el hospital.
Como no llegaba a tiempo para la fecha establecida para la entrega, dejó a cargo a su aprendiz la ejecución de la obra para la Catedral Vieja.
El aprendiz esculpió una hermosa imagen de la «Madre de Dios», con su rostro sereno, capaz de trasmitir tanta tranquilidad.
El maestro escultor, al verla tan bella, no pudo contener sus bajos sentimientos de envidia. Estaba tan irritado que lanzó un martillo a la cabeza de la estatua con el propósito de dañarla.
Sin embargo, según cuenta la leyenda, a pesar del golpe la estatua quedó totalmente entera, pero en la frente, donde dio el golpe del martillo que extrañamente rebotó, le quedó una marca como si fuese un moretón o «blau» en catalán.
La imagen es una escultura de piedra policromada de estilo gótico, que representa como d a la «Madre de Dios». La Virgen María que está de pie, sostiene en su brazo izquierdo al Niño Jesús y en su brazo derecho una paloma.
Su fiesta con la tradición de las «Blaus»
Con la Guerra de Sucesión la imagen de la Virgen del Blau tuvo que ser trasladada a la Catedral Nueva.
En un sentido peregrinaje llegó al sitio donde se encuentra hoy, y todos los 2 de febrero, día de la Candelaria, tiene su fiesta dónde se suele representar la llegada de la Virgen a la Catedral Nova.
La Eucaristía ese día es celebrada con dos ritos: la ofrenda de la luz y las flores de las Blaus.
Las «Blaus», son niñas y mujeres que justamente llevan el nombre Blau, y ese día al final de la misa una a una deja una flor en los pies de la Virgen a modo de ofrenda.