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Por Domingo Aguilera. Diciembre de 2023.

Artículo publicado en Saxum. https://www.saxum.org/es/sub-tuum-presidium/

 Esta oración dirigida a la virgen María es el himno más antiguo de los que conocemos en el que se manifiesta como Madre de Dios. Aparece en un escrito griego del año 250 por lo que es muy probable que ya se rezase esta oración con anterioridad a esa fecha. La palabra griega Θεοτόκε, no deja lugar a dudas sobre la verdadera maternidad de María.

Son los años de persecución para todos los cristianos. El templo de Jerusalén ha sido arrasado y quemado por los romanos en el año 72 y todos los discípulos del Señor están dispersos por el mundo conocido entonces.

San Pablo ha predicado en Grecia la buena nueva, donde hay varias comunidades muy vivas. Ha predicado a los Corintios a los que ha escrito dos epístolas y otra a los tesalonicenses sobre el año 60.

Antes de la paz Constantiniana, año 312, toda la realidad para los cristianos era adversa. Tiempos difíciles de catacumbas, mártires y éxodos. Eran, aquellos primeros cristianos, unas comunidades que habían recibido el mensaje directamente de los apóstoles o de aquellos a los que los apóstoles habían convertido al cristianismo y tenían muy vivo el mensaje.

Sus propuestas eran rechazadas como escándalo por los judíos y como necedad por los gentiles.  Nada les era favorable, aparentemente.

No es de extrañar que en esas circunstancias acudieran a María. Cuando todo parece que se derrumba … sub tuum presidium … bajo tu protección nos acogemos. Acogerse bajo el manto de María es la seguridad de que lo que les pueda pasar es un regalo de su Madre. Y la confianza de que Ella es la Mujer fuerte del Apocalipsis que pisa la cabeza del dragón. La palabra presidium tiene que ver con la guerra, con ese ambiente de lucha continua en el que vivieron esos primeros cristianos.

Ellos la trataron como Θεοτόκε, como Madre de Dios. No sólo como su madre sino como la Madre más poderosa y buena de toda la historia, aquella que vence batallas y nos acoge y abraza como una madre a su hijo que tiene miedo. No temas, nos dice.

Prosigue la oración. No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades. Es lo que pide un niño a su madre con la confianza en que lo conseguirá. Mamá agua. Mamá ….

Y como los niños pequeños, también le piden que les libre de todo peligro futuro, y se lo piden con un piropo, con una jaculatoria: ¡Virgen gloriosa y bendita!

¡Qué buen regalo nos han donado aquellos primeros crsitianos que defendieron la fe con su vida! Bajo tu protección nos acogemos… y qué felicidad interior recibieron de su Madre para mantenerse firmes en la fe.

 

Ὑπὸ τὴν σὴν εὐσπλαγχνίαν,

καταφεύγομεν, Θεοτόκε.

Τὰς ἡμῶν ἱκεσίας,

μὴ παρίδῃς ἐν περιστάσει,

ἀλλ᾽ ἐκ κινδύνων λύτρωσαι ἡμᾶς,

μόνη Ἁγνή, μόνη εὐλογημέν

 

Sub tuum praesidium

confugimus,

Sancta Dei Genetrix;

nostras deprecationes ne despicias

in necessitatibus;

sed a periculis cunctis

libera nos semper,

Virgo gloriosa et benedicta

 

Bajo tu amparo nos acogemos,

Santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas

que te dirigimos

en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre

de todo peligro,

¡Oh Virgen gloriosa y bendita!