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Maria Paola Daud - publicado el 18/08/22

Todos los 18 de Agosto en varias partes de México brindan grandes fiestas y procesiones a esta imagen tan querida por los mexicanos

Nuestra Señora del Rosario del Rayo, o más popularmente conocida como Virgen del Rayo, es una advocación a la Virgen María muy querida en México.

La historia

La devoción nace en Guadalajara (México) en la madrugada del 13 de agosto de 1807, como cuenta la tradición.

Las religiosas dominicas del Convento de Jesús María custodiaban una hermosa imagen de la Virgen del Rosario en la portería del convento. Esa noche de agosto dormían cuando un poderoso rayo cayó en la residencia. Las monjas se despertaron sobresaltadas y descubrieron la imagen de la Virgen toda quemada. Su rostro y su cuerpo estaban negros, pero increíblemente el Niño Jesús en sus brazos no sufrió daño alguno.

Tampoco las monjas sufrieron daño alguno, por lo que entendieron que fue un acto de protección de nuestra Madre.

Agradecidas por este hecho, las monjas celebraron la imagen con alabanzas y misas y devolvieron la imagen a su lugar dentro de la iglesia.

Muchas personas testimoniaron lo sucedido, como consta en los archivos de las oficinas del Arzobispado de Guadalajara.

”…en los tranquilos días del Gobierno Colonial y en la plenitud del esplendor del convento de Jesús María de la ciudad de Guadalajara, el 13 de agosto de 1807, a las 2 y media de la mañana, un rayo cayó en el convento mencionado y descargó su fuerza sobre una escultura de la Virgen que se encontraba en el dormitorio de las religiosas”.

El primer milagro de la Virgen del Rayo

Cinco días después, el 18 de agosto del mismo año, una nueva tormenta azotaba la zona. La madre superiora, Sor María Francisca de la Concepción, decidió aunar a las personas del convento para que la ayudarán a llevar la imagen de la Virgen a una religiosa que se encontraba gravemente enferma.

 

Así, una de las monjas con dos empleados bajaron la imagen del altar, y mientras la llevaban al lugar donde estaba la religiosa enferma de repente la imagen se transformó ante las miradas asustadas de todos los presentes.

Así consta un escrito que lo testimonia:

“Entonces dijo una de ellas ’vamos cantando el Magnificat’, y no hizo más que empezar a cantarlo, que empezar a subir un color lindo del pecho al rostro de la imagen, poniendo un matiz sonrosado en sus mejillas. Hubo a ese tiempo un relámpago y se iluminó todo el coro en una luz extraordinaria…»

Luego de aquel deslumbramiento, vieron la imagen en el color natural que hoy tiene la escultura: los ojos, que desde la caída del rayo tenía destrozados, se le abrieron y se le veían brillar como diamantes. El rosario que es de perla falsa, que con el rayo había quedado negro, se tornó blanco en el color que antes tenía”

Obviamente, este hecho no pasó inadvertido ante los pobladores de Guadalajara, que pronto acudieron a la Virgen del Rayo, para venerarla y solicitar favores.

Tradición y devoción

Hoy el santuario se encuentra en el Convento de Jesús María, pero también la imagen es muy querida y venerada en Michoacán, Guadalajara, Querétaro, Puebla, Cuyoaco, Orizaba, Durango, Ciudad Lerdo, Buenavista de Cuéllar y Saltillo Cuahuila.

El 18 de agosto se brindan grandes fiestas en su honor, y los creyentes acuden a Ella para encontrar empleo o pedirle por causas difíciles. 

Oración a la Virgen del Rayo

Dios te salve Virgen Santísima del Rayo

a quien amamos después de Dios,

con toda la ternura de nuestro corazón,

enternecidos admiramos la extraordinaria

y prodigiosa hermosura de esta tu sagrada imagen,

que atrae hacia ti irresistiblemente todos

los corazones, pues el Señor se ha dignado hacerte

el conducto por donde se nos dispensan innumerables

gracias y beneficios a todos los mortales.

Por eso, llenos de confianza, venimos a postrarnos ante tus plantas para pedirte el remedio en todas nuestras necesidades, pues Tú eres la Madre de la Misericordia y del Amor, la distribuidora de la gracia y el perdón después de Jesucristo.

Amén.