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Lucía Chamat - Aleteia Colombia - publicado el 16/07/22

Monseñor Miguel Fernando González, obispo de El Espinal, contó a Aleteia que la Virgen del Carmen es la patrona de las tres diócesis del departamento del Tolima, donde queda el municipio de Carmen de Apicalá

Una hermosa imagen de la Virgen María en su advocación del Monte Carmelo es venerada desde 1828 en Carmen de Apicalá, en el centro de Colombia. El artista, un peregrino que pasaba por el lugar, desapareció sin dejar rastro. La tradición dice que pudo tratarse de san José o de un ángel.

Desde entonces, los habitantes del pueblo empezaron a contar milagros y fue creciendo la devoción por la llamada «Virgen Morena», hasta convertirse en santuario mariano.

Este año se cumplen 80 años de haber sido coronada la hermosa figura, Fue un acontecimiento que se celebró en 1942 por mandato de Pío XI y estuvo precedido de un recorrido por toda la diócesis. Aquel acontecimiento reunió más de 15.000 peregrinos y varios obispos. La corona se elaboró gracias a las joyas que donaron varias familias.

La gran fecha, por supuesto, es el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, en el cual se celebra una misa cada hora. Ese día, miles de devotos llegan de todo el país con rogativas y a dejar decenas de exvotos o ‘milagritos’. Así llaman popularmente a las pequeñas figuras de cera amarilla que representan los favores recibidos.

Una «Virgen Morena»

Monseñor Miguel Fernando González, obispo de El Espinal, contó a Aleteia que la Virgen del Carmen es la patrona de las tres diócesis del departamento del Tolima, donde queda el municipio de Carmen de Apicalá. Y explicó que la famosa imagen es llamada morena porque tiene los rasgos de la gente de la región, quienes descienden de un pueblo indígena.

 

«La historia sobre su creación dice que cuando el pueblo estaba apenas formándose pasó por ahí un peregrino que conoció la devoción por esta advocación y se ofreció a hacer la imagen a cambio de hospedaje y comida. Elaboró las figuras de la madre y el niño en madera y para vestir, tal como querían los habitantes, quienes desde entonces se encargan de elaborarles vestidos nuevos cada año», agregó.

En un trabajo académico para la Universidad del Tolima, Rusmila Camargo Niño cita la revista Ecos del santuario y cuenta:

«Cuando el artista hubo terminado la obra, se presentó a sus comitentes para que le recibieran la imagen con el Niño. Era un Domingo, y el vecindario todo, sin haber sido convocado previamente, ni haber causa especial, (no había párroco ni estaba establecido el mercado), se encontraba reunido en la plaza; de manera que, bastaron unos golpes de redoblante para que se congregara frente a la habitación de nuestro artista.

La tradición dice que todos los concurrentes como por celeste aparición, cayeron de rodillas y con fervorosa piedad rezaron en coro La Salve. Terminada la oración, aclamaron al artista y propusieron premiarlo generosamente; pero éste ya había desaparecido».

Mirada maternal

Nadie vio al peregrino ese día ni en los posteriores y nunca se supo de quién se trataba. Pero dejó el mejor regalo a la población, una imagen con expresión divina, de mirada maternal y bondadosa.

Elevado a santuario nacional

Hace 25 años la iglesia fue declarada Santuario Nacional Nuestra Señora del Carmen de Apicalá. Esto luego de cumplir el proceso estipulado y de contar con la aprobación de la Conferencia Episcopal Colombiana.

El ser santuario reviste una gran importancia, estos son lugares de culto, oración y acogida de peregrinos. Recordemos lo que el papa Francisco dice sobre estos:

«Cuanta necesidad tenemos de los Santuarios en el camino cotidiano que la Iglesia realiza, son el lugar donde nuestro pueblo se congrega para expresar su propia fe en la simplicidad, y según las varias tradiciones que se han transmitido desde la infancia. Por muchos motivos, nuestros Santuarios son insustituibles porque mantienen viva la piedad popular».

«Nosotros tenemos la misión de ayudar a conservar la tradición católica de desplazarse a lugares de peregrinación, lo cual tiene un sentido penitencial. Este año, por ejemplo, volvieron las fiestas patronales y nuevamente recibiremos cientos de peregrinos que caminan durante la madrugada del 16 de julio desde los pueblos vecinos, para llegar en la mañana a honrar a la Virgen, una costumbre que permanece», agregó González.

 

Devoción extendida

Se espera que lleguen también transportadores desde varias ciudades, quienes la adoptaron como su patrona por la protección que les da en su trabajo diario. Por eso es muy común ver a la orilla de las carreteras imágenes de la Virgen del Carmen, que por estos días se adornan con velas y flores.

Esta devoción, extendida por todo el mundo, es un verdadero ícono popular en Colombia. Hay decenas de pueblos y barrios con su nombre. Y es patrona de las Fuerzas Armadas de Colombia, de la Policía Nacional, las Infantería de Marina y la Fuerza Aérea.