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Desde 1858 se han reconocido 70 milagros y 7.200 sanaciones inexplicables

J. Lozano / ReL

Este jueves 11 de febrero la Iglesia celebra la festividad de la Virgen de Lourdes porque justo este día hace 164 años, es decir, en 1858, María se aparecía por primera vez en la cueva de Massabielle a una jovencita Bernardette Soubirous.

La que a día de hoy es una de las mayores advocaciones marianas del mundo está muy vinculada a los enfermos y a las curaciones físicas y espirituales. De hecho, la primera de ellas se produjo el 1 de marzo de 1858 cuando Catherine Latapie sumergió su brazo herido en el manantial y quedó sanado.

Desde entonces millones de personas han peregrinado hasta Lourdes, y sin contar este extraño tiempo de pandemia, hasta seis millones de personas visitan cada año el santuario, entre ellos decenas de miles de enfermos.

En estos 164 años la Iglesia Católica ha reconocido un total de 70 milagros y casi 7.200 curaciones inexplicables, siempre desde una exhaustiva investigación científica. De hecho, en Lourdes hay una Oficina Médica encargada de estudiar estas sanaciones y para ello utilizan 7 exigentes criterios.

Desde 1999 a 2018, en dos décadas, se han reconocido los últimos cinco milagros producidos en Lourdes, donde la tecnología y la ciencia avanzada han debido rendirse ante la evidencia.

Estos son los últimos cinco milagros, que tienen como protagonistas a dos franceses y tres italianos:

Jean-Pierre Bély, milagro tras recibir la Unción de enfermos

Este hombre de 51 años sufría esclerosis múltiple y llevaba ya dos años en silla de ruedascuando llegó a Lourdes el 9 de octubre de 1987. Si bien había perdido su capacidad de andar, después de haber recibido el sacramento de los enfermos se dio cuenta de que podía volver a mover los brazos y las piernas.

Jean-Pierre Bély decía que adquirió una fuerza espiritual desconocida en él cuando recibió los tres sacramentos de sanación de la Iglesia: la Reconciliación, la Eucaristía y la Unción de enfermos. Aseguraba que esta energía recibida se difuminó por todo su organismo provocando su curación instantánea. Se liberó en el acto de dolencias que sufría desde los 16 años.

Fue sólo después de once años de investigación que su curación fue reconocida como "correspondiente a un hecho inusual e inexplicable” y declarado milagro el 9 de febrero de 1999.

Anna Santaniello, la mujer que salió andando de la piscina

Esta mujer italiana de 41 años llegó a Lourdes el 19 de agosto de 1952  víctima de una descompensación cardíaca por enfermedad mitral, consecuencia de una artritis reumatoide aguda, y a quien los médicos no veían cura.  

Esta malformación le impedía caminar y hablar claramente. Asimismo, le causaba cianosis en la cara y edemas en las extremidades inferiores. Según dijo al diario de «La Città» de Salerno, “ya casi no lograba respirar y le dije a mi hermano que mi último deseo era ir a Lourdes”, a donde llegó “viva aunque en camilla”.

Conducida a las piscinas en camilla, salió por su propio pie: “el agua estaba helada, pero sentí inmediatamente algo que hervía en el pecho, como si me hubieran restituido la vida. Después de pocos segundos, me levanté con mis propias fuerzas y comencé a caminar, rechazando la ayuda de los camilleros, que me miraban con incredulidad”. El 21 de septiembre de 2005 su curación fue declarada "milagrosa" por la Iglesia.

Hermana Luigina Traverso, la monja que sintió “un calor fuerte”

La monja italiana tenía 30 años cuando en julio de 1965 llegó a Lourdes por primera vez. Afectada por una parálisis de la pierna izquierda, participó en las celebraciones tumbada en una camilla. El quinto día de la peregrinación, durante la adoración, sintió un fuerte calor que la invitó a enderezarse. Inmediatamente pudo mover los miembros inferiores paralizados y el dolor desapareció.

Danila Castelli, milagro en las piscinas

La italiana Danila Castelli tenía 35 años y cuatro hijos. Se le diagnosticó un cáncer extraordinariamente virulento que le producía tumores en cualquier parte del cuerpo. Sufrió ocho operaciones y vivía atiborrada a pastillas para soportar los dolores.

En 1989 los médicos se rindieron y le aconsejaron buscar tranquilidad para sus últimos días. Fue con su marido a Lourdes, no buscando un milagro (ya habían ido otras veces con la esperanza de la curación) sino para estar ante la Virgen en un último "viaje de novios". Iba a morir con 43 años: quería pedir a la Virgen "que Ella estuviese siempre cerca de mis hijos". Pero tras formular su oración, de inmediato se sintió tan aliviada que el dolor desapareció. Y toda la enfermedad.

Hermana Bernadette Moriau, invitada a quitarse los dispositivos

Esta francesa, religiosa de Bresles (Oise), se curó a los 69 años, el 11 de julio de 2008 tras padecer una patología en la llamada cola de caballo o cauda equina, agrupación nerviosa en el extremo de la médula espinal fundamental para la movilidad de las extremidades inferiores y la funcionalidad de los órganos pélvicos. Fue operada cuatro veces de la columna vertebral y se veía obligada a tomar morfina para el dolor.

Rezando en la capilla de su comunidad pocos días después de una peregrinación diocesana a Lourdes, revive en su corazón un momento fuerte vivido en la Basílica de San Pío X durante el sacramento de los enfermos: luego se siente invitada a quitarse el corsé y la férula que ha usado durante casi veinte años, y descubre que su pie ha vuelto a su posición normal. Después de los exámenes médicos, su curación fue reconocida como el 11 de febrero de 2018, precisamente día de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.

Artículo actualizado del original publicado en ReL el 11 de febrero de 2021