Macky Arenas - publicado el 08/06/21
No montaba un caballo ni portaba un sable, pero se la vio en el campo de batalla curando y alentando. Por testimonio de los mismos sobrevivientes, se conoció la historia de una dama que recorría el campo curando y consolando a los heridos.
Se la conoce como la Virgen Patriota, pero también se la llama Virgen Marinera o Virgen del Valle, su nombre más popular. Del Valle porque fue encontrada abandonada por un grupo de indiecitos que poblaban el Valle del Espíritu Santo. Esto en la hermosa isla de Margarita (Venezuela), una auténtica maravilla natural en pleno mar Caribe.
Su historia se remonta a 1530 cuando una primorosa imagen de la Virgen Inmaculada Concepción, La “Purísima”, llega desde España a la iglesia ubicada en la Plaza Central de la que fuese la primera ciudad del continente americano, Nueva Cádiz de Cubagua, una diminuta y preciosa isla a la que pusieron bajo su protección. Tras el huracán que arrasó el árido territorio el 25 de diciembre de 1541, la imagen se salvó milagrosamente de la furia de los vientos. Luego fue trasladada a las tierras de un rico hacendado en el Valle del Espíritu Santo, en la vecina isla de Margarita, donde fue hallada.
Son muchas las leyendas que rodean el fervor por la Virgen que vigila cerca del mar. Una de ellas cuenta que la imagen fue llevada hasta los indios por un grupo de ángeles a fin de protegerlos contra los abusos de los conquistadores. La Virgen se les habría aparecido exactamente en el cerro El Piache, aunque también se asegura que fue vista en la Playa de Guaraguao.
Testimonios impactantes
La Virgen del Valle es la más antigua advocación de la Madre de Dios que existe en Venezuela. En 1911 fue coronada canónicamente y son innumerables los milagros asociados a su devoción.
En 1608, Margarita atravesaba una sequía abrasadora; para pedir al cielo un poco de lluvia. Decidieron llevar en procesión la imagen de la Virgen del Valle hasta La Asunción. Al llegar a la ciudad, estalló un torrencial aguacero, siendo éste considerado su primer milagro.
El general Juan Bautista Arismendi, el más reconocido héroe margariteño de las luchas independentistas, cuenta su propia experiencia. Él atestiguó haberse salvado de una bala que iba directo a su corazón al chocar ésta con una imagen de la Virgen que llevaba en su pecho.
¿Y cómo no mencionar su milagro más objetivo y fascinante? Aquel pescador de perlas cuya pierna estaba perdida y rogó a la Patrona de Oriente su curación a cambio de regalarle la primera perla que obtuviera al volver al mar. Y ocurrió que la primera que halló fue una perla en forma de pierna. ¡Era claramente una pierna! La misma que la Virgen le había restablecido para poder regresar a su trabajo. Desde entonces, bellamente adornada en un cuadro protagónico, se exhibe en el Museo de Los Milagros de la Virgen. Está a pocos metros de la Basílica de Nuestra Señora del Valle.
«¡Con Dios y con la Virgen del Valle!»
El 31 de julio de 1817, el coronel Francisco Esteban Gómez, con apenas 300 hombres y una corta caballería de lugareños, derrota en Matasiete al ejército español de 3.000 curtidos soldados, comandados por el mariscal Pablo Morillo, de bien ganada fama en Europa frente a las tropas napoleónicas.
El mariscal había invadido la isla de Margarita en 1817 que desde 1816 había sido el bastión de los revolucionarios venezolanos. Los margariteños, en gran inferioridad numérica, habían sido empujados cada vez más atrás por las fuerzas de Morillo en su marcha a la capital de la provincia, La Asunción. Finalmente los margariteños se atrincheraron en el cerro Matasiete, ubicado a las espaldas de Asunción para resistir a las fuerzas de Morillo.
“¡Con Dios y con la Virgen del Valle!”era el canto épico que alimentaba al puñado de margariteños que, sin armas y en franca desventaja numérica escribieron la más brillante página de su historia que les ha merecido el calificativo de Nueva Esparta, nombre real del estado que constituye la famosa “isla de las perlas”, también llamada así por sus valiosas y nacaradas joyas.
La batalla comenzó a las 08:30 y fue feroz. Los españoles cargaron frontalmente y los jefes patriotas desenvainaron sus sables peleando cuerpo a cuerpo. A las 04:00 el combate se había decidido como un triunfo de los republicanos. Fue un enfrentamiento catalogado como uno de los más importantes en la lucha por la independencia. Tras la disputa, el cerro Matasiete es conocido como uno de los espacios más emblemáticos e importantes de la isla y hasta hoy se le respeta como el lugar donde los margariteños obtuvieron su libertad.
Los hijos de esta región se ufanan de ser el primer sitio libre, no sólo de Venezuela sino de Hispanoamérica. Una columna con una estrella indica el sitio preciso de la batalla.
Una mujer atendía a los soldados
Por testimonio de los mismos sobrevivientes, se conoció la historia de una dama que recorría el campo curando y consolando a los heridos. La identificaron como la Virgen, que los acompañaba en la batalla.
El Hermano Nectario María –La Salle- en su obra “Un Gran Santuario de Venezuela” (1964) y Heraclio Narváez en su libro “El Paraíso del Caribe” (1959), narran en referencia a la Batalla de Matasiete:
“(…) en la fila de los margariteños hay una mujer que alienta a los soldados: les habla con ternura, les brinda pan y agua y les cura las heridas. Al terminar la acción, indispensable es expresarle tu gratitud por todo cuanto ha hecho, la buscan afanosamente por todas partes y no la encuentran. Entonces los soldados exclaman convencidos: ‘Es la Virgen del Valle'(…)”.
La imagen que se encuentra en el Museo Diocesano de Margarita, procura inmortalizar con el realismo que imprime a la obra del pintor Juan Antonio Rodríguez, a la Virgen del Valle curando los heridos patriotas en la Batalla de Matasiete en 31 de julio de 1817.