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El mensaje del pontífice en la fiesta de la #VirgendelCarmelo

Virgen del Carmelo, madre nuestra, ayúdanos a tener manos inocentes y corazón puro, a no mentir ni hablar en detrimento del prójimo. Así podremos subir al monte del Señor y obtener su bendición, su justicia, su salvación”, escribió el papa Francisco este jueves 16 de julio, en su cuenta de Twitter en español @Pontifex.

El año pasado el Papa había pedido a la Virgen del Monte Carmelo: “Contemplamos a Nuestra Señora junto a la Cruz de Cristo. Ese es también el lugar de la Iglesia: al lado de Cristo”, martes 16 de julio 2020, Twitter @Pontifex.

Se trata de la Virgen, patrona de los marineros y de una de las imágenes marianas más queridas por el Papa y muchos fieles en América Latina y España. 

Que la Madre de Dios, a quien recordamos hoy bajo el título de Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, insuperable en la acogida de la Palabra de Dios y en su puesta en práctica nos ayude a purificar el corazón y a custodiar en él la presencia del Señor”, había dicho el Papa, durante el Ángelus desde la Plaza de San Pedro, en 2017. 

Dejemos que la Virgen María nos guíe por el sendero que conduce a la santa montaña que es Cristo, donde se encuentran Dios y el hombre”. 16 de julio 2017, Twitter @Pontifex.

Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, los carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. 

 

Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada.

Recordaba el papa emérito Benedicto XVI el 15 de julio del año 2006 que «el Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. 

El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. 

Inspirándose en la figura de Elías, surgió al orden contemplativa de los «carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein)».

Así, los carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios.