Patricia Navas
Una esperanzadora respuesta a la pandemia de coronavirus recorre el mundo
Los obispos de los Estados Unidos y los de Canadá renuevan este viernes la consagración de las dos naciones a María, uniéndose a una acción similar de la conferencia de obispos de Latinoamérica y el Caribe (CELAM), que consagró sus naciones a la Virgen de Guadalupe el pasado Domingo de Pascua.
También este 1 de mayo, a las 21 horas, los obispos de Italia, respondiendo a peticiones de centenares de personas, consagran su país a la Virgen María en la Basílica de Santa María del Fonte en Caravaggio, en la provincia de Bérgamo (la más afectada por el Covid-19) donde la Virgen María se apareció el 26 de mayo de 1432 al joven conde Giannetta de’ Vacchi.
“Queremos que nos proteja la Madre de Dios de la pandemia, no más muertes, enfermos y estragos económicos”. Es también una manera especial de empezar el mes de mayo, dedicado tradicionalmente a la Virgen María.
Unos días antes, el pasado 10 de marzo, el Papa había confiado la ciudad de Roma, Italia y el mundo a la protección de la Madre de Dios, como signo de salvación y esperanza.
Francisco también había dirigido una especial oración a la Virgen María para encomendar Italia y el mundo a la Virgen el pasado 11 de marzo, día en que la Organización Mundial de la Salud calificó como pandemia la situación causada por el coronavirus.
En los momentos más difíciles, en los momentos más dramáticos, los hijos vuelven a la madre. “No deseches las oraciones que te dirigimos, en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!”, rezó Francisco ante la imagen de la Virgen del Divino Amor con el niño en brazos.
“Un acto de consagración tiene el significado de ser un recordatorio para los fieles del testimonio del Evangelio de la Santísima Madre y la petición de su intercesión efectiva ante su Hijo en nombre de los necesitados”, explican los obispos estadounidenses.
Grandes países y pequeñas ciudades para María
También en muchos otros lugares, grandes y pequeños las personas consagran sus pueblos a la Virgen. Como en La Seu d’Urgell, en un valle cercano a la frontera entre España y Andorra, donde se ha decidido consagrar la ciudad a su patrona, santa María d’Urgell, este sábado 2 de mayo a las ocho de la tarde.
Mirando el escudo de la ciudad, que tiene en el centro a la Virgen con el Niño, podría pensarse que sus ciudadanos -en torno a los doce mil- en seguida pensaron en esta cristiana respuesta al sentir su impotencia ante el coronavirus.
Es cierto que la talla de la Virgen con el Niño, del siglo XIII, ocupa un lugar central en la espectacular catedral íntegramente románica de La Seu d’Urgell, que da nombre a esta ciudad catalana.
Sin embargo, todos estos elementos cristianos, de gran relevancia histórica, tienen hoy poca repercusión en la vida cotidiana de la mayoría de urgelenses.
Pero quizás la Covid-19 ha ayudado a remover cimientos y recuperar una fe dormida. El hecho es no son pocos los que han vuelto a creer que santa María d’Urgell podría ayudar a la ciudad, como lo hizo en otros momentos -difíciles o felices- de su historia.
El Movimiento de Schoenstatt ha impulsado la consagración de la ciudad a su patrona, como acontecimiento central de sus segundas misiones familiares en esta ciudad. Y muchos ciudadanos e instituciones se han encendido con esta llama de esperanza.
“Al consagrar nuestro corazón, nuestra ciudad a María, estamos expresando que queremos abrirle nuestro corazón, que queremos regalarle nuestra ciudad, para que Ella pueda poner a Jesús en todos sus ámbitos y rincones”, explican los impulsores.
“La consagración es un acto de confianza, de amor, que cada uno podemos hacer sólo desde nuestra libertad -añaden-. Dios también, por medio de María irrumpe con su gracia, actúa en ese corazón, en ese pueblo como posesión suya. ¿Puede haber entonces una bendición mayor para una persona, para un pueblo, que consagrarse a María?”.