Esta web usa cookies operativas propias que tienen una pura finalidad funcional y cookies de terceros (tipo analytics) que permiten conocer sus hábitos de navegación para darle mejores servicios de información. Si continuas navegando, aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración, desactivarlas u obtener más información.

Mucha creatividad para hacer llegar el Evangelio: La virgen llega por tierra y aire.

En Catamarca, donde antes de la pandemia se esperaban miles para celebrar el 400 aniversario de su descubrimiento, fue la Virgen del Buen Valle la que salió a recorrer las calles. En Buenos Aires, una imagen de Nuestra Señora de Luján muy especial sobrevoló la ciudad y el GBA.

La estricta cuarentena en la Argentina ha motivado la creatividad para no perder el pulso de la vida cristiana desde los renovados templos que son las Iglesias Domésticas: retiros digitales, Misas y meditaciones a distancia transmitidas en vivo, organizaciones comunitarias para comprar alimentos para los que más sufren los efectos de la cuarentena, y también, como no podía faltar en el vida cotidiana del cristiano, la religiosidad popular de los santuarios.

En Catamarca

En San Fernando del Valle la Virgen del Valle lucía desde el viernes su nuevo manto jubilar, el histórico de los 400 años, bordado por las monjas dominicas en representación de todos los consagrados de la provincia. Pero la celebración del aniversario de coronación pontificia no sería como todos los años. Y no por lo que hubiese sido el Congreso Mariano Nacional en este Año Nacional Mariano.

Su bajada del camarín fue seguida por cientos, pero desde la computadora, celulares, radio… No hubo en el Santuario más que un puñado de autoridades, entre ellos el gobernador provincial. Los pañuelos se alzaron en las casas. Y como saludar a la Virgen en su casa iba a ser imposible, Nuestra Señora del Valle se subió a un vehículo y comenzó una serie de peregrinaciones por los barrios de la ciudad. El domingo, arrancó por las calles de la capital. Desde sus ventanas, o puertas, muchos habían preparado su saludo con decoraciones a la Virgen, su viva, sus pañuelos… y fue la primera de varias salidas.

“Que no nos olvidemos nunca de lo que hayamos comprendido en esta dura escuela del dolor, el aislamiento, la soledad, el abandono y la muerte; y que tanto sacrificio y entrega de médicos, enfermeros, policías, voluntarios, etc., no caiga en saco roto, sino que la sociedad y sus autoridades sepan reacomodar la escala de valores que nos posibilite ser una humanidad más justa, fraterna, inclusiva, veraz, honesta, religiosa y auténticamente libre”, había proclamado durante el inicio del septenario el Obispo monseñor Luis Urbanc.

Por los aires de Buenos Aires

En Buenos Aires muchos ni advirtieron quien los miraba desde el cielo. Por iniciativa del obispado Castrense, la imagen de la Virgen de Luján que estuvo en las Islas Malvinas al inicio del conflicto bélico de 1982, y fue repatriada tras más de 30 años de permanecer en la Catedral Castrense británica, anduvo por los cielos acompañando la cuarentena de los porteños y bonaerenses. Junto con una imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Loreto, la patrona argentina fue subida a un helicóptero del Ejército y recorrió un extenso trayecto que la llevó por varios de los partidos del norte, sur y oeste del Gran Buenos Aires, y la ciudad capital.

“Fue una experiencia muy linda, entre nuestros fieles y también del pueblo argentino, la gente que sintió desde el aire la protección de nuestra Madre frente a tantos temores, a tantas angustias, a esto que estamos viviendo y nos estamos preparando para más, pero con la confianza de que el Señor nos va a proteger y que la Virgen va a cuidar a sus hijos”, expresó el Obispo Castrense monseñor Santiago Olivera.

Como en el siglo XVII

Cuenta una vieja historia que el Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos, más conocido como el “Negro Manuel”, reñía a la Virgencita de Luján, su protegida, porque a la mañana le descubría los pies húmedos del rocío, circunstancia que él atribuía a que ella había salido para estar cerca de sus hijos.

Se ve que en este año mariano nacional tan especial, la Virgen María ha decidido hacer lo que hacía allá por el siglo XVII. Salir al encuentro de sus hijos. Literalmente.