Y la Eucaristía, y el Sagrado Corazón, y los santos y tantos cristianos que están de camino al cielo y llevan esperanza a las trincheras de la pandemia
Quizás ha sido una de las más sonadas, pero de ninguna manera la única. La Virgen María discretamente está presente en los hospitales donde se lucha contra la pandemia, al lado de los enfermos, sus familiares, el personal sanitario,…
Su presencia, a través de pequeñas o grandes imágenes, estampas, rosarios, … lleva compañía y consuelo, fuerza y esperanza en momentos de dificultad y sufrimiento.
Lo religioso está muy presente hoy en muchos hospitales, privados y también públicos: las capillas, los alzacuellos de los sacerdotes que ofrecen atención espiritual a los enfermos que la piden, imágenes de santos en los vestíbulos y pasillos, el “Detente” del Sagrado Corazón de Jesús guardado en muchos bolsillos, la cruz alrededor de tantos cuellos…
El Dios cristiano, que la Biblia llama “Amor”, se concreta estos días en el servicio desinteresado de muchísimas personas, en su acompañamiento arriesgado, afecto compasivo y entrega hasta la muerte en las trincheras de la pandemia.
Compañeros que se implican hasta llorar con los que sienten que no pueden más, trabajadores con turnos agotadores, voluntarios que se trasladan a vivir con los contagiados, médicos que distribuyen la comunión a enfermos que la piden,…
El agradecimiento es inmenso.