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Aleteia Polaco - publicado el 15/03/22

La Madre de Dios sigue estando de pie en una pequeña iglesia ucraniana cerca de la frontera de Polonia, llamando a la conversión, al rosario y al ayuno

No salieron palabras de sus labios, solo lágrimas… Tal vez pensó que lo que iba a decirle a sus hijos, ya lo había dicho. Ahora ha venido llorando… En octubre de 1917, decenas de miles de personas presenciaron el milagro del Sol en Fátima. Este milagro en Niżankowice se repitió al menos tres veces.

María una vez más dio una señal de su presencia… Como diciendo que Fátima sigue siendo actual, su mensaje es importante, que la historia puede volver a cerrar el círculo, y tenemos todo en nuestras manos…

En su figura milagrosa, la Madre de Dios sigue estando de pie en una pequeña iglesia cerca de la frontera de Polonia, llamando a la conversión, al rosario y al ayuno. Todavía nos recuerda que solo así podemos salvar al mundo de otra guerra, de la destrucción. Y después de los hechos recientes está claro que estamos casi a un paso de ella (…).

Nuestra Señora de Niżankowice

Estatuilla como muchas. De hecho, una casi idéntica ha estado en mi casa durante años. Sería difícil decir cuántas copias de ella se hicieron. En el reverso de la que se encuentra en el templo de Niżankowice, se puede leer la inscripción: «Częstochowa» y el nombre «S. Kozikowski», así como un número, probablemente de la serie de la que proviene. La figurilla permaneció mucho tiempo junto a la pared lateral de la iglesia sobre una plataforma de metal.

El 5 de enero de 2005, Nuestra Señora en Niżankowice lloró por primera vez. El primero en notarlo fue un sacristán de diecisiete años, Włodzimierz Moroz. María lloró durante cuarenta días, del 5 de enero al 13 de febrero. Sus lágrimas brotaron profusamente durante tres días y tres noches cuando la sor Lucía, vidente de Fátima, moría, y también cuando el Papa Juan Pablo II partía hacia la casa del Padre, y en el aniversario de su muerte. 

Después de algún tiempo, se notó que Nuestra Señora lloró durante dieciocho meses el día trece de cada mes, el día de las apariciones de Fátima. El padre Jacek Waligóra, actual custodio del santuario relaciona este número también con las apariciones de Lourdes, donde María apareció dieciocho veces. La última vez, Nuestra Señora de Niżankowice lloró el 9 de septiembre de 2007. «María lloró en Niżankowice en momentos importantes de la vida de la Iglesia», comentó una vez el prelado Ireneusz Skubiś, editor en jefe del semanario «Niedziela».

Un maravilloso aroma a rosas

Como recuerdan los testigos de aquellos días, en un principio no podían creer en la autenticidad del fenómeno, de que la Madre de Dios estuviera llorando en su estatuilla. Pero cuando se dieron cuenta de que esto realmente estaba pasando, agarraron los rosarios y comenzaron a rezar. La noticia del milagro se extendió por la zona y cada vez más peregrinos, también de Polonia, comenzaron a llegar a Niżankowice. No todos podían ver a María llorando.

En el Libro de Testimonios encontramos la siguiente entrada de Włodzimierz Moroz del 5 de enero de 2006:

Aniversario del llanto de Nuestra Señora… A las diez de la mañana fue presidida una Santa Misa por sacerdotes de Polonia. En ese momento, la estatua de la Madre de Dios no lloró. A las 11.45 h. Nuestra Señora comenzó a llorar. También había peregrinos de Chyrów, pero no vieron lágrimas…

No todos sintieron el maravilloso aroma de las rosas, que apareció al menos dos veces en el templo. Włodzimierz Moroz y Janina Zielińska son testigos de este extraordinario fenómeno en su iglesia. Sin embargo, esto no es tan sorprendente. Los que saben un poco sobre la vida de los santos saben que los adoradores de San Padre Pío suelen oler el maravilloso aroma de las violetas. Por su parte, Santa Teresa de Lisieux, la del Niño Jesús, huele a rosas. Quienes conocieron a San Pedro Fabro podían oler el extraordinario aroma de las flores de la montaña, las hierbas de los prados alpinos, el aroma resinoso de la picea y el abeto.