El cardenal Osoro es enviado por el Papa a la diócesis de San Agustín (Florida) para presidir la celebración de su 150 aniversario y la coronación canónica de Nuestra Señora de la Leche
El 8 de septiembre de 1565, una expedición española a bordo de cinco navíos, bajo las órdenes del capitán Pedro Menéndez de Avilés, desembarcó en una pequeña cala en la costa de lo que en España se conocía como La Florida. El padre Francisco López de Mendoza Grajales tomó tierra alzando una cruz y celebró una Misa en un rústico altar de madera. Fue una de las primeras Eucaristías en Norteamérica. Los españoles establecieron allí la misión Nombre de Dios, la primera permanente en Estados Unidos. También un asentamiento al que llamaron San Agustín, en memoria del santo en cuya festividad avistaron tierra, y la primera parroquia en esas tierras, actualmente la catedral basílica de San Agustín, en la localidad del mismo nombre.
Fue la semilla del cristianismo en la América al norte de México. De esta población partieron los misioneros franciscanos hacia el norte y el oeste para evangelizar, y fue en ella donde se fundaron las primeras escuelas y hospitales. Ello llevo también en 1870 a la creación de la diócesis de San Agustín (Florida), de la que actualmente forman parte cerca de 150.000 católicos, 186 sacerdotes, 53 parroquias, 14 misiones y capillas y 27 seminaristas.
La diócesis celebra ahora por todo lo alto su 150 aniversario, que culminará este domingo, 10 de octubre, con una Eucaristía en la catedral de San Agustín. Con este motivo, el Papa Francisco ha nombrado al cardenal Carlos Osoro su enviado especial en una misión pontificia en la que le acompañan Vincent Haut, ex vicario general de la diócesis de San Agustín, y Timothy Lindenfelser, decano del decanato de San Agustín. El obispo de la diócesis, Felipe de Jesús Estévez, gran impulsor de las celebraciones, será su anfitrión.
«Ella quiere ser nuestra Reina»
La Eucaristía, presidida por el cardenal Osoro, acogerá el acto más relevante del aniversario: la coronación canónica de Nuestra Señora de la Leche y el Buen Parto, una de las advocaciones marianas más populares en Estados Unidos. Fueron precisamente los colonos españoles quienes trasladaron a esas tierras la devoción a esta Virgen, que sostiene en sus brazos a un Jesús bebé mientras lo amamanta. A Ella se dedicó el primer santuario mariano en América del Norte, levantado en la misión Nombre de Dios a principios del siglo XVII, que a día de hoy sigue acogiendo a peregrinos de todo el mundo. Acuden a esta imagen para pedirle su intercesión en asuntos de fertilidad, así como la bendición de los matrimonios, el buen término de los embarazos y la salud de los niños. Una Virgen que, como se recuerda en la diócesis de cara a la coronación, una vez plantada la semilla de la fe «cambió los corazones, cuidó de esa fe, escuchó las oraciones, fortaleció a los que dieron sus vidas… Ahora más que nunca Ella quiere ser nuestra Reina».
La talla de la Virgen de la Leche que será coronada es una imagen nueva realizada en Italia, siguiendo el modelo tradicional, en la que Madre e Hijo estrenarán coronas de oro fabricadas también en Italia y en España. La Misa concluirá con la consagración de la diócesis a esta advocación y una procesión con la Virgen alrededor de la basílica para que pueda ser venerada por los fieles. Se podrá seguir también desde el santuario de Nuestra Señora de La Leche – Misión Nombre de Dios (a escasos dos kilómetros de la catedral) a través de pantallas gigantes, y también por el canal de YouTube de la diócesis de San Agustín.
Nuestra Señora de la Leche será la cuarta advocación coronada canónicamente en Estados Unidos, después de Nuestra Señora de Prompt Succor y Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, ambas de Luisiana, y Nuestra Señora del Monte Carmelo de Nueva York. En 2012, tras la petición del obispo Estévez, la Santa Sede aprobó la festividad local en honor de Nuestra Señora de la Leche, que se celebra desde entonces todos los 11 de octubre. Ahora, con el gesto de la coronación, el Papa reconoce que la imagen, aunque tiene un significado local, también es relevante para la Iglesia universal.
En la diócesis de San Agustín han recibido como un regalo del Santo Padre esta distinción a su Virgen, y por eso animan a preparar los corazones con oración, sacramentos y obras de caridad. Una forma será asistir al rezo del rosario que dirigirá el cardenal Osoro en la mañana de este sábado, 9 de octubre, en el santuario. Será el inicio de un día de oración, pero también festivo, que concluirá con un festival para los jóvenes con actuaciones musicales y adoración al Santísimo, entre otros. Ya el día 11 de octubre se celebrarán varias Eucaristías, una de ellas en español y otra, la de entronización de la Virgen, presidida por el obispo Estévez.