Esta web usa cookies operativas propias que tienen una pura finalidad funcional y cookies de terceros (tipo analytics) que permiten conocer sus hábitos de navegación para darle mejores servicios de información. Si continuas navegando, aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración, desactivarlas u obtener más información.

El Papa reflexionó en su catequesis de hoy en la Audiencia General sobre la piedad mariana y el vínculo "único y eternamente indestructible" entre la Virgen María y el Espíritu Santo. El Pontífice hizo un llamado a imitar el "sí" de María cada vez que nos encontremos ante una obediencia que cumplir o una prueba que superar.

"Entre los diversos medios por los que el Espíritu Santo lleva a cabo su obra de santificación en la Iglesia -Palabra de Dios, Sacramentos, oración- hay uno muy especial y es la piedad mariana. Hoy en día, los teólogos católicos tienden a dar un significado nuevo y más justo al dicho tradicional 'Ad Iesum per Mariam', es decir, 'a Jesús por María'. El verdadero y único mediador entre nosotros y Cristo, señalado como tal por el propio Jesús, es el Espíritu Santo", comenzó diciendo el Papa.

Conocida y leída por todos

"María, como primera discípula y figura de la Iglesia, es igualmente una carta escrita con el Espíritu del Dios vivo. Precisamente por ello, ella puede ser 'conocida y leída por todos los seres humanos', incluso por aquellos que no saben leer libros de teología, por esos 'pequeños' a los que Jesús dice que se revelan los misterios del Reino, ocultos a los sabios", añadió el Pontífice.

Para Francisco, "Ella sugiere sólo dos palabras que todos, incluso los más sencillos, pueden pronunciar en cualquier ocasión: 'Aquí estoy' y 'fiat'. María es la que dijo 'sí' a Dios y con su ejemplo e intercesión nos impulsa a decirle también nuestro 'sí' cada vez que nos encontremos ante una obediencia que cumplir o una prueba que superar".

"Como todas las imágenes, ésta de 'esposa del Espíritu Santo' no debe absolutizarse, sino tomarse por la parte de verdad que contiene, y es una verdad muy hermosa. Ella es la esposa, pero es, antes que eso, la discípula del Espíritu Santo. Aprendamos de ella a ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu, sobre todo cuando nos sugiere que 'nos levantemos con prontitud' y vayamos a ayudar a alguien necesitado, como hizo ella inmediatamente después de que el ángel la dejara", concluye.

Religión en Libertad