Origen del templo y la imagen de la Inmaculada concepción
Su origen se remonta al siglo XVII, con la llegada de los misioneros a la zona que en aquel tiempo se llamaba Nueva Galicia.
Documentos escritos nos indican que los trabajos de construcción de un convento para la Orden de Frailes Menores Franciscanos iniciaron una vez que el virrey autorizó el proyecto, el 16 de abril de 1627, y se concluyó hasta la primera mitad del siglo XIX.
Debidamente para la oración y el culto se construyó un templo que fue dedicado a san Sebastián, es por eso que en aquel tiempo la población era llamada San Sebastián de Huajicori, nombre indígena que significa: “Huaxi-imi” (peyote) y “Huac”, que indica la denominación de “mucho peyote-”
Fue Fray Francisco de Fuentes que trajo, desde Pátzcuaro, una imagen de la Virgen María de la Inmaculada Concepción entre el año 1629 para el templo.
El escritor Richard Nebel describe que:
"Las órdenes misioneras fomentaron diversos aspectos de la piedad Mariana: los franciscanos, la Inmaculada Concepción; los dominicos la virgen del Rosario; los mercedarios, la Virgen de la Merced; los betlemitas, la Virgen de Belén; y los jesuitas, Nuestra Señora de Loreto y la llamada Virgen de san Lucas”.
La imagen de la Virgen que no pasa de los 50 centímetros de altura y, al igual que las demás imágenes marianas de la época, fue elaborada con pasta de caña de maíz (técnica indígena tarasca).
Así, la Virgen de Huajicori es una de tantas imágenes que surgen de la Inmaculada Concepción, advocación mariana que mayormente se impulsó en la Provincia de la Nueva Galicia.
Las denominaciones de la Virgen de Huajicori
La Iglesia dedicada a san Sebastián en un primer momento adquirió rápidamente popularidad gracias a la milagrosa imagen de la Virgen de los Remedios, identificación que surge por el don divino que tiene para remediar cualquier tipo de males.
Como destacaba fray Nicolás Antonio de Ornelas:
“La imagen que hoy se venera por único remedio de cuantos males, trabajos, desdichas y miserias, caben en nuestra naturaleza: de toda aquella tierra, real de minas de El Rosario, Chametla, Provincia de Tzinaloa, Tierra del Nayarit, y toda tierra caliente vienen a visitarla, y lo común es, que salga muy consolada, remediada, contenta”
(Ornelas Mendoza y Valdivia, fray Nicolás Antonio de. Crónica de la provincia de Santiago de Jalisco, 1719-1722).
Por efecto de transformaciones económicas, políticas y culturales que se registraron en el país a través de los siglos, la devoción a la Virgen de Huajicori se extendió en Nayarit, Sinaloa y Durango, pero ya con el título de “Nuestra Señora de la Purificación” o “Virgen de la Candelaria”.
Como hoy se puede ver la Virgen es vestida con gran esplendor, en su brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús y, en la derecha, sostiene una candela. Bajo sus pies está colocada una media luna y, sobre su cabeza, una corona y aureola de plata.