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 Maria Paola Daud - publicado el 08/02/19 - ALETEIA

 
El padre Pío amaba mucho a la Virgen María, su vida estuvo llena de anécdotas debido a su cercanía. Esta es una oración que él le rezaba con especial cariño muy conocido que el Padre Pío de Pietrelcina tenía una bella relación con su Madre del cielo, la Virgen María, a quien amaba tiernamente y vio muchas veces en su vida.

El amor del padre Pío por la Virgen María

Incontables anécdotas se cuentan de él con su Madre del cielo. Desde los brazos maternos comenzó a amar a la santísima Virgen porque siendo un bebé su mamá lo acercaba a una imagen que tenían en su casa para que se consolara cuando lloraba.

Una vez también fue curado por la imagen peregrina de la Virgen de Fátima, que llegó en peregrinación a Pietrelcina.

Entre otras devociones, recomendaba el rezo del santo rosario, que él recitaba todo el día.

La oración del padre Pío a María

Esta era una de las oraciones con las que se dirigía a Ella. Reza tú también con sus palabras y experimenta su poder:

Santísima Virgen Inmaculada y Madre mía María:

A ti que eres la Madre de mi Señor,
la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza, el Refugio de los pecadores,
recurro hoy, yo que soy el más miserable de todos, te venero, oh gran Reina
y te agradezco por todas las gracias me has dado hasta ahora,
especialmente haberme librado del infierno, tantas veces merecido por mí.

Yo te amo, Señora amabilísima,
y por el amor que te tengo, prometo querer servirte siempre
y hacer todo lo que pueda para que tú seas amada más por los demás.

Pongo en ti, después de Jesús, todas mis esperanzas, toda mi salud,
acéptame como tu siervo, y acógeme bajo tu manto,
tú, Madre de Misericordia.

Y ya que eres tan poderosa ante Dios,
líbrame de todas las tentaciones
o si no obtenme la fuerza de vencerlas hasta la muerte.

A ti te pido el verdadero amor a Jesucristo,
de ti espero tener una buena muerte, Madre mía,
por el amor que tienes a Dios, te ruego me ayudes siempre,
pero más en el último momento de mi vida.
No me abandones hasta no verme salvo en el cielo,
bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad.