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I.Media - publicado el 20/06/24 Aleteia
 
"Me parece que Lourdes puede servir de verdadera comunión entre sensibilidades diferentes. Viene todo el mundo, incluidas personas de otras religiones. La gente se encuentra y se sonríe. De este modo, Lourdes es un proyecto de humanidad lograda", declara monseñor Micas en una entrevista.
El obispo de Tarbes y Lourdes, Jean-Marc Micas, fue recibido por el Papa Francisco el 20 de junio de 2024 en el Palacio Apostólico Vaticano. Le acompañaba el padre Michel Daubanes, rector del santuario de Lourdes. En una entrevista concedida a I.MEDIA, Mons. Micas aborda el mensaje específico transmitido por Lourdes en el contexto de la actual crisis política y social.
 

Tras estos años difíciles marcados por la pandemia, ¿ha recuperado el santuario de Lourdes su impulso?

La afluencia total, superior a los tres millones de peregrinos, se acerca al nivel de 2019, el último año antes de la pandemia de Covid-19. La recuperación comenzó en 2022 y la curva ascendente se acentuó en 2023 y 2024, con un cambio en el perfil de los visitantes y peregrinos. Los europeos siguen siendo mayoría, pero ha crecido el número de peregrinos procedentes del continente americano y de Asia. Se trata de un fenómeno nuevo, y estos nuevos peregrinos del hemisferio sur no vienen necesariamente durante el periodo habitual de peregrinación, que va de marzo a octubre. Esto plantea nuevos retos para la acogida, pero es un reto bienvenido que todos aceptan de buen grado.

Nuestra comunidad de acogida, con sus capellanes y personal laico, por fin vuelve a sonreír tras el difícil periodo de Covid"

También asistimos a una inversión de las proporciones entre el número de peregrinos individuales y el número de peregrinaciones organizadas: cada vez son más las personas que acuden espontáneamente, lo que también nos plantea nuevos retos ante la pérdida de identidad religiosa y cristiana en Europa. Tenemos que poner en marcha nuevas formas de acoger a estos visitantes, que pueden venir a Lourdes con buenas intenciones pero que no tienen necesariamente el bagaje cultural necesario para entender en qué se están metiendo.

Hace poco tuvimos una reunión con los responsables para evaluar todas estas estadísticas. Hay mucha gente y buen ambiente en el santuario. Nuestra comunidad de acogida, con sus capellanes y personal laico, por fin vuelve a sonreír tras el difícil periodo de Covid.

Un punto de reunión de todas las generaciones y sensibilidades

La sociedad francesa y la propia Iglesia están muy polarizadas… ¿Es Lourdes un lugar que puede ayudar a sanar estas divisiones, invitando a personas que pueden ser opuestas desde un punto de vista político o ideológico a arremangarse juntas al servicio de los más débiles?

Lourdes es un lugar que reúne a personas de todas las generaciones y sensibilidades. Con el capellán encargado de la liturgia, sabemos que hay muchas dificultades y tensiones entre los católicos en Francia, pero aquí en Lourdes estamos al servicio de toda la Iglesia universal, con una regla sencilla: todo el misal y nada más que el misal. Hacemos lo que la Iglesia nos pide, y eso no da lugar a tensiones particulares. Incluso la peregrinación de la Sociedad de San Pío X el pasado octubre transcurrió pacíficamente.

Lourdes es un proyecto de humanidad lograda"

Hay lugares donde es mucho más tenso y difícil, pero me parece que Lourdes puede servir de verdadera comunión entre sensibilidades diferentes. Viene todo el mundo, incluidas personas de otras religiones. La gente se encuentra y se sonríe. De este modo, Lourdes es un proyecto de humanidad lograda, durante unos días o unas horas, a los pies de la Gruta.

Como afirma el Concilio Vaticano II, la Iglesia está al servicio de la fraternidad universal y de la comunión de los hombres entre sí y con Dios. Estas dimensiones se realizan durante una peregrinación a Lourdes, y nos alegramos de poder dar testimonio de ello con el Santo Padre.

 

Los enfermos y los débiles son el centro de atención en Lourdes, que ofrece a algunas personas su única oportunidad de salir y socializar durante el año. ¿Se trata de algún modo de un mensaje profético dirigido a toda la sociedad, en el contexto del debate sobre el final de la vida?

 

Como he dicho a menudo, el obispo de Lourdes está especialmente preocupado por este debate, porque con los criterios que se proponen, ¡quizás un tercio o la mitad de los peregrinos de Lourdes ya deberían haber desaparecido! Eso no es posible. No me atrevo a imaginar una sociedad que promueva eso.

En Lourdes también hay todo tipo de pobrezas, pobreza material, pero también dificultades psicológicas que están en el centro de las actividades de ciertas asociaciones. Lourdes también acogió a 400 familias ucranianas. Nos sentimos interpelados por el Papa Francisco y su preocupación por los emigrantes. El Evangelio nos obliga, y nos preguntamos sobre la compatibilidad de ciertas posturas en la actual campaña electoral con el ideal del Evangelio que servimos y comunicamos.

¿El Año Santo 2025 dará lugar a acontecimientos específicos en Lourdes?

El Jubileo se celebra esencialmente en Roma, pero hemos presentado una propuesta para que Lourdes sea una etapa en el camino hacia o desde Roma. Este año también será un año jubilar específico para Lourdes, ya que se celebrará el centenario de la canonización de Santa Bernadette, lo que dará lugar a actos específicos en febrero.

¿Podría el Papa Francisco visitar Lourdes?

Naturalmente, le invité a venir… ¡Pero se limitó a sonreír! El objetivo del encuentro, que yo había solicitado, era simplemente presentarme y hacerle un primer balance de mi episcopado, poco más de dos años después de mi nombramiento en marzo de 2022.

Su diócesis de Tarbes y Lourdes no se limita a la ciudad mariana… ¿cuáles son sus retos actuales, en particular en materia de vocaciones?

Tuve la alegría de ordenar dos sacerdotes al comienzo de mi episcopado. Actualmente tenemos tres seminaristas en formación y dos jóvenes entrarán en el programa propedéutico en otoño. En cuanto a las diócesis de Francia, estamos en la media, pero es evidente que eso no basta para cubrir las necesidades de una diócesis rural de 230 mil habitantes.

Nuestra diócesis tiene 30 parroquias, con unos cuarenta sacerdotes incardinados, una veintena de sacerdotes Fidei Donum y una veintena de sacerdotes religiosos, por no hablar de la treintena de capellanes dedicados específicamente al santuario de Lourdes.

Intentamos que las comunidades cristianas sean más conscientes de su misión, sin mantener necesariamente la organización anterior. La diócesis cuenta con 500 municipios, el 80 % de los cuales tienen menos de 100 habitantes… En casi todas partes hay cristianos apegados a su iglesia, a su pueblo, personas de gran calidad y profundidad, pero que están dispersos.

Hay menos sacerdotes y están presionados para mantener su nivel de servicio, pero a veces se ponen en peligro. El accidente de coche en el que se vio implicado un joven sacerdote que acababa de ordenar fue para mí una gran llamada de atención. Me dije a mí mismo que teníamos que parar la masacre, no sobrecargar a los sacerdotes y encontrar otras formas de dar vida a las comunidades cristianas y dar a la gente aislada en los pueblos un sentido de pertenencia a la Iglesia. Pusimos en marcha unas "Jornadas Diocesanas" en las que participaron todos los actores de la diócesis, para reflexionar sobre nuevas formas de organizar las cosas, en consonancia con los debates sinodales en curso.