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Cécile Séveirac - publicado el 29/11/23

En Nicaragua, al menos dos procesiones en honor de la Inmaculada Concepción fueron prohibidas por las autoridades nicaragüenses a finales de noviembre. En este país sometido a la dictadura sandinista, los católicos se enfrentan a un aluvión de medidas represivas.

En Nicaragua podrían prohibirse las procesiones de la Inmaculada Concepción que tradicionalmente se celebran en las calles de Managua (capital del país) antes del 8 de diciembre. La emblemática procesión organizada por la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Managua, la capital del país, ha sido cancelada. En un escueto post publicado en Facebook el 22 de noviembre, la parroquia decía que «este año, Nuestra Madre no estará recorriendo nuestros diferentes sectores, pero la celebraremos con amor dentro de nuestra parroquia», sin más explicaciones. «Qué triste que no hayan otorgado el permiso para la peregrinación, pero ante la adversidad, la fe siempre prevalece y nada ni nadie puede negar que Nicaragua es de María. Viva la Virgen», se lamentaba uno de los fieles en los comentarios posteriores.

Unos días más tarde, el 28 de noviembre, la parroquia de San José de Tipitapa, que también pertenece a la arquidiócesis de Managua, informó que la policía había prohibido las procesiones con la estatua de la Virgen María. Por tanto, las celebraciones previstas para la novena a la Virgen María tienen lugar en el recinto de la iglesia y no en las calles de Managua, como estaba previsto. «Queremos expresar nuestra profunda tristeza por este hecho, que nos impide expresar nuestra fe en público», ha declarado el párroco. El sacerdote también invitó a sus feligreses a «seguir celebrando a la Virgen con fervor y devoción y a participar en cada una de las actividades de estos días, poniendo a nuestro país y a nuestra iglesia bajo su protección e intercesión maternal».

Aumenta la persecución

En este país centroamericano de casi 7 millones de habitantes, la persecución de los cristianos por parte del gobierno sandinista sigue aumentando.

La Iglesia católica, considerada por el gobierno como el principal apoyo de los opositores políticos al régimen de Ortega, es objeto de restricción tras restricción. Toda una serie de medidas represivas se están tomando contra la comunidad católica, a la que se amordaza y se le impide practicar correctamente su fe. Además de las procesiones de la Inmaculada Concepción, recientemente prohibidas, las de la Semana Santa de 2023 también fueron canceladas por orden de las autoridades.

Regularmente se expulsa a sacerdotes y monjas, se anula el estatuto jurídico de las comunidades y se congelan sus cuentas bancarias, como ocurrió con los jesuitas de la Compañía de Jesús en agosto. Detenido y condenado en febrero de 2023 a 26 años de cárcel por «traición a la patria», Monseñor Rolando Álvarez, que celebró el 28 de noviembre su 57 cumpleaños entre rejas, es sin duda la ilustración más flagrante de esta intensificación de la persecución.

 
 

Tras haber rechazado el exilio en varias ocasiones, el obispo se encuentra actualmente detenido en la cárcel La Modelo, en las afueras de Managua. El martes 28 de noviembre, el gobierno mostró por segunda vez imágenes de Monseñor Álvarez para «tranquilizar» a la población sobre su estado de salud y las condiciones en que se encuentra, informa el medio independiente Despacho505. Sin embargo, el obispo aparece debilitado, con el rostro demacrado, en una habitación que claramente no es su celda.