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Un grupo de mujeres colocan la Virgen de la Esperanza en Brasil

 

El Papa Francisco bendice la copia de la talla de la Virgen de la Esperanza

Todavía con el eco del Sínodo del Amazonas en la plaza de San Pedro, un grupo de mujeres, le han hecho llegar al papa Francisco una talla, a escala, de la Virgen de la Esperanza del Amazonas. La Virgen tiene al Niño en sus brazos y el Papa, cuando se la entregaron, la mira con ternura.

Es una Virgen blanca, sin policromar, como la original. Está hecha en resina, como la que fue colocada hace dos años en el Amazonas. Mide 35 cm, no como la original que mide 2,20 metros.

La historia comienza con Maruja Moragas, una mujer que murió con fama de santidad. Maruja fue abandonada por su marido con tres hijos adolescentes, entonces conoció a la profesora Nuria Chinchilla del IESE en Barcelona, y acabó siendo también profesora de IESE.

Así dicho, podría parecer que Maruja fue una triunfadora de su tiempo, una mujer empoderada, que rompió todos los moldes. Sin embargo, su vida fue muy difícil para ella, aunque muy agradable para los que la rodeaban. Y ciertamente rompió todos los moldes: los moldes de su amor a Jesucristo, que fue su gran pasión.

Sus amigas, que forman el I-WiL de IESE, cuando Maruja se marcha al cielo, deciden seguir haciendo el bien como lo hacía ella.

Se presenta la conveniencia de colocar una talla de la Virgen de la Esperanza, en una zona del Amazonas, junto al río Uatumá, que significa “mujer bonita”, donde en 100 km a la redonda no existe ningún lugar para reunirse.

Una talla moderna, que será realizada en una resina que aguante las condiciones climatológicas de la zona. Tendrá 2,20 metros de altura y se instalará en una pequeña ermita construida por obreros locales bajo la dirección y diseño del arquitecto Miguel Fernández de Molina Lovera, con un pozo de agua adosado que mejora las condiciones de vida de las comunidades ribereñas.

La zona está a una hora y cuarto de Balbina que es el poblado más cercano, y que fue creado para la construcción de la presa del mismo nombre, en el municipio Presidente Figueiredo, en pleno río Amazonas. 

Encargan la talla a la escultora Diana García Roy, que la concibe muy bella y esbelta, sostiene al Niño en sus brazos, mientras que el Niño ríe y juega con el pelo de su madre. Es romboidal con un manto lleno de pliegues y volumen. Ese manto que la cubre representa a la mujer cubierta por el Espíritu Santo. Unas flores a sus pies, la sitúan en una tierra verde y fecunda. Las miradas de la Virgen y del Niño se funden, se intercambian. María no sólo le mira, le adora. Sabe que es Dios.

La escultora juega con los planos para crear el movimiento. Nuria Chinchilla y su equipo se ponen manos a la obra para recaudar los fondos y Diana García tras muchas horas de esfuerzo, les presentó la talla de la Virgen. El gozo visual y espiritual fue extraordinario.

Quedaba la tarea de hacer un positivo en resina de la talla, embalarla y trasladarla en avión al aeropuerto de Manaos (Brasil).

Desde allí, en un pequeño camión y en barco, recorrió 200 km hasta su punto final. La ermita estaba a punto, esperando a María y allí se quedó. Con los pescadores que varan sus barcas para saludar y rezar a su Madre.

Son gente muy humilde, que vive de la pesca y con muchas dificultades para desplazarse; por ejemplo, los niños tienen que esperar a un bote “escuela” para ir a estudiar.  Fueron días donde los habitantes de la zona pudieron celebrar una fiesta y recibir los sacramentos. Ese día se bautizaron tres niños, otros pidieron casarse… 

 

El día de la bendición de la imagen, se bautizaron  3 niños

Más tarde, Nuria y sus amigas decidieron hacer unas copias exactas del original a 35 cm. Y la Virgen entró en muchos hogares, también para quedarse.  Y más tarde otra más grande para el jardín del Campus del IESE en Barcelona. Allí está. Así comenzó una historia de mujeres, que con fe ensancharon la devoción a María.

Pasan los años y comienza el Sínodo del Amazonas. El grupo de mujeres I-WiL, con la profesora Nuria Chinchilla a la cabeza, decide que una talla de la Virgen de la Esperanza del Amazonas, viaje a Roma en esos días para que la bendiga el Papa. No es fácil acceder al Papa Francisco en esos días de tanto movimiento. La empresa parece fracasar, pero como dice una  canción irlandesa “Only a woman´s heart can know”. Y esa es la historia de esa foto: el Papa bendice la talla.

Detrás quedan todas esas historias de conversión de almas, de bautizos y bodas, de encontrarse a solas con la Virgen en la soledad del Amazonas.  La Virgen siempre espera.

Un grupo de mujeres han desarrollado un proyecto en el Amazonas para dar a conocer a la Virgen. Y la Virgen, a través de esta talla, ha estado presente en miles de personas que han abierto su alma a su Madre, especialmente durante el Sínodo del Amazonas.

 

  Un pescador reza abrazado a la Virgen