Esta web usa cookies operativas propias que tienen una pura finalidad funcional y cookies de terceros (tipo analytics) que permiten conocer sus hábitos de navegación para darle mejores servicios de información. Si continuas navegando, aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración, desactivarlas u obtener más información.

Aleteia Polaco - publicado el 09/02/23

Policías estadounidenses compartieron un relato inusual del criminal desde el lugar de la profanación…

Muchos de nuestros lectores recordarán la ola de indignación que recorrió los medios de comunicación tras la profanación que tuvo lugar el 5 de enero en la Abadía Benedictina de Subiaco, Arkansas, Estados Unidos. Armado con un martillo de herrero, un hombre de 32 años entró en la capilla del monasterio y comenzó a destrozar el altar. Resulta que su intención original fue aún más impactante…

El alguacil del condado de Logan, Jason Massey, le dijo a CNA que el objetivo del vándalo era destruir el tabernáculo y profanar el Santísimo Sacramento. Sin embargo, se le impidió realizarlo por… la estatua de la Madre de Dios. Cuando el joven de 32 años estaba a punto de abrir el tabernáculo, su mirada se «encontró» con la mirada de María. Entonces el hombre renunció a su intención.

«Él decidió que simplemente no podía hacerlo. Creo que en ese momento sintió que estaba mal», dijo Massey. Además de la devastación, el atacante también robó dos relicarios que contenían las reliquias de un total de seis santos, incluido San Benito de Nursia. Afortunadamente, la policía los encontró en buenas condiciones.

Según los oficiales, se sabe que el vándalo de 32 años abusa de sustancias psicoactivas y probablemente también tenga problemas mentales. También estaba bajo la influencia de las drogas en el momento del hecho. En el momento de su arresto explicó que Dios le había dicho que se llevara los huesos de Jesús escondidos en el altar. Como resultado de sus acciones, el hombre fue acusado de siete cargos fiscales.

Fundada en 1878, la abadía benedictina de Subiaco cuenta actualmente con 39 monjes. El edificio del monasterio estuvo cerrado a los visitantes durante el tiempo de renovación después de la devastación.