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Reza con las palabras del Papa por los pobres de pan, los enfermos de salud, los desocupados, por la prevención de calamidades...

Cuando ves que ya no puedes más, que estás como en un callejón sin salida, no dudes, pide «socorro», tu Santa Madre, está siempre allí por nosotros, como mediadora.

Pide ayuda con esta oración del papa Pío XII:

Oración:

Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra,
que con la advocación de «Nuestra Señora del Socorro»
no cesas de recordar a tus devotos los prodigios
por los que nos aseguraste tu maternal protección,
mira con piedad nuestras necesidades y miserias,
y ven de nuevo una vez más a nuestro rescate.

De tu ayuda, oh María, los pobres esperan el pan,
los enfermos la salud, los desocupados el trabajo,
todos la preservación de nuevas calamidades y nuevas ruinas.

Pero el bien del cual necesita sobre todo la generación que te ruega es tu Hijo, oh María,
a quien el mundo quisiera apartarlo de la vida, de la familia, de la sociedad,
donde todo se espera de la materia, de la fuerza y ​​de los designios humanos. 

Ayúdanos, oh María, a guardar celosamente o redescubrir este bien
sin el cual todo otro don es ilusión, inquietud y veneno.

Por ti, oh Madre, que Jesús vuelva a entrar en las mentes descarriadas
para disipar sus errores con la luz de su Persona y de su Evangelio.
Vuelva a entrar en los corazones pervertidos,
con la pureza de la moral, la modestia de la vida, la caridad, que vence todo egoísmo. Vuelva a entrar en las familias y en la sociedad
para retomar sus derechos de Señor y Maestro.

Protegidos y asistidos por ti, todos, oh María,
experimentaremos la eficacia de tu patrocinio:
«Nuestra Señora del Socorro»
te sentiremos en todos los momentos de nuestra vida terrena:
en la adversidad para no deprimirnos,
en la prosperidad para no corrompernos;
en el trabajo para ordenarlo en Dios,
en el sufrimiento para aceptarlo con humildad.

Por Ti viviremos con las virtudes del Evangelio,
en el santo temor de Dios, en su amor,
en la caridad fraterna que beneficia, soporta y perdona.
Ayudados por tu poderosa intercesión,
esta vida será una lucha victoriosa para tus hijos,
será en la fe y en la piedad sincera una preparación digna para la eternidad.

Que así sea.