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Monseñor Tonino Bello nos regala esta preciosa oración para que al llegar la noche, al llegar la "oscuridad", pongamos toda nuestra confianza en ella

Podemos escapar de todos nuestros miedos a la luz de día llenándonos de labores, de distracciones, pero cuando llega la noche nos quedamos solos, solos con todo nuestro ser, en un silencio que nos asusta.

Sin embargo no estamos solos, y en vez de asustarnos del silencio que nos recuerda todas nuestras preocupaciones, debemos aprovecharlos, y acurrucarnos en los brazos de Nuestra Madre María y a ella dejarle nuestro «todo», lo malo y lo bueno.

Monseñor Tonino Bello nos regala esta preciosa oración para que al llegar la noche, al llegar la «oscuridad», pongamos toda nuestra confianza en ella:

Oración

Santa María, Virgen de la Noche,

te suplicamos que te quedes cerca de nosotros

 

cuando el dolor se avecina y la prueba estalla,

o cuando el viento de la desesperación sisea

el cielo negro de las preocupaciones,

o cuando acecha el frío de las decepciones o el ala severa de la muerte.

Líbranos de la emoción de la oscuridad.

En la hora de nuestro Calvario, tú,

que has experimentado el eclipse de sol,

extiende tu manto sobre nosotros, para que envuelta en tu aliento,

la larga espera de la libertad sea más llevadera.

Aligera el sufrimiento de los enfermos con caricias de Madre.

Llena el amargo tiempo de los que están solos con presencias amistosas y discretas.

Apaga el fuego de la nostalgia en los corazones de los que están lejos,

y ofréceles tu hombro para que apoyen la cabeza en él.

Protege de todo daño a nuestros seres queridos que trabajan en tierras distantes.

Y consuela a quienes han perdido la fe en la vida

con el destello conmovedor de tus ojos.

Aún hoy repites el canto del Magnificat

y anuncias desbordes de justicia

a todos los oprimidos de la tierra.

No nos dejes solos en la noche cantando nuestros miedos.

Si en momentos de oscuridad te acercas a nosotros

las fuentes del llanto se secarán en nuestros rostros.

Y despertaremos juntos al amanecer.

Que así sea.

(Mons. Tonino Bello)

Fuente: laparola.it