PIDIÓ ENCOMENDARSE A ELLA EN ESTOS TIEMPOS DIFÍCILES Y LOS RETOS DEL FUTURO
Mons. Bernardito Auza presidió la Santa Misa en la Basílica de El Pilar en Zaragoza en honor a la Patrona de la Hispanidad
(Agencias/InfoCatólica) El Nuncio ha presidido la Misa en la basílica del Pilar, donde hacía suyo el discurso pronunciado por Juan Pablo II en su visita a Zaragoza en 1984: «Decir España es decir María»
El Papa Juan Pablo II y su visita a la Virgen del Pilar ha estado muy presente en la homilía del Nuncio Apostólico, Bernardito Auza, que ha presidido la Santa Misa celebrada en el Altar Mayor de la basílica de Zaragoza en honor a la patrona de la Hispanidad.
«Es todo un emblema, la Madre de España, como reconocía Juan Pablo II quien, haciendo escala en su viaje a Puerto Rico el 10 de octubre de 1984, y mirando a la preparación del V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo, quiso venir para agradecer a la Iglesia española la ingente labor de evangelización llevada a cabo en todo el mundo, especialmente en el continente americano y Filipinas».
En este punto, Auza recuerda sus orígenes en Filipinas, donde fue educado en la fe por misioneros españoles, motivo por el que el recuerdo de aquella visita del Papa polaco a la capital aragonesa recobra un sentido especial: «Gracias a la Iglesia de España en este día de la Hispanidad, solemnidad de la Virgen del Pilar», ha recalcado.
Bernardito Auza no se ha quedado en aquel octubre de 1984, ya que también se ha retrotraído dos años antes, al 6 de noviembre de 1982, cuando Karol Wojtyla reconocía también uno de los aspectos característicos de la evangelización en España, y es su vinculación a la figura de María.
«Por medio de ella, de diferentes formas de piedad, ha llegado a muchos cristianos del mundo la fe en Cristo. En su discurso, Juan Pablo II afirmó que el Pilar de Zaragoza simbolizaba la fimeza de la fe de los españoles, en su amor a la Virgen María. Decir España es decir María», ha manifestado el Nuncio Apostólico en la homilía, haciendo suyas las palabras del Pontífice polaco.
Por otro lado, Bernardito Auza hizo especial mención a aquellos que se encuentran en dificultades, situaciones de dolor o «pasando por tribulaciones e imcomprensiones de la vida». Por todos ellos ha pedido el Nuncio a la Virgen María, para que «experimenten la confianza en nuestra Madre».
En este sentido, el filipino ha continuado haciendo hincapié en la vinculación entre la figura de María y el pueblo español, gracias a la cual, asegura se ha difundido «la veneración de la fe en Dios en todo el mundo gracias a la evangelización de miles de misioneros».
«La razón de esta profunda vinculación es porque con sentido de fe sobrenatural, consideramos a María como el mayor bien que cabe después de Dios. María es un bien, una madre es siempre un bien, un bien que a nadie deja indiferente. Una madre despierta el respeto, suscita la admiración, se impone el reconocimiento. Por eso el peublo cristiano siente la fascinación de la Virgen llamándole vida, dulzura, esperanza nuestra», ha agregado.
Ante la presencia de la Virgen en nuestra cultura, Auza pide a los fieles encomendarse a ella en estos tiempos difíciles y los retos del futuro: «Siempre hay desafío, pero la fe se abre camino en medio de las dificultades, porque por la fe creemos en la bondad del hombre, porque el hombre es imagen de Dios el bueno. Donde hay fe en el hombre, no tenemos motivos para el desaliento. Creer en la bondad del hombre nos fortalece frente a determinadas ideologías que se nos proponen, refornzando la creencia de la dignidad humana como imagen de Dios», ha indicado.