Esta web usa cookies operativas propias que tienen una pura finalidad funcional y cookies de terceros (tipo analytics) que permiten conocer sus hábitos de navegación para darle mejores servicios de información. Si continuas navegando, aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración, desactivarlas u obtener más información.

Mathilde De Robien - publicado el 15/08/22

Enfrentados hoy en el campo de batalla, ambos países tienen en común una larga tradición de amor a la Virgen

Durante siglos, la devoción ortodoxa a María, «la Purísima», ha sido intensa. En sus himnos, la Iglesia ortodoxa proclama a la Virgen como «bendita y purísima, toda inmaculada Madre de Dios»; «más venerable que los querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines».

Al igual que los católicos, los cristianos ortodoxos griegos «ven en María la Reina del Cielo, una madre poderosa y protectora; la honran, la aman y la invocan», subraya el obispo Dominique Le Tourneau, en su Dictionnaire encyclopédique de Marie.

Un título mariano

Rusia y Ucrania pueden presumir de tener un título mariano. No son los únicos, también es el caso de España («Tierra de María»), de Colombia («tierra de la Virgen, jardín mariano»), de Sri Lanka («Notre-Dame-de-Lanka») y Uganda («Reino de María»), pero esto sigue siendo un raro privilegio.

Así, Rusia se beneficia del título de “Privilegio de la Madre de Dios”. Además, el zar Nicolás II, que tenía una grandísima devoción a la Madre de Dios, habría confiado Rusia a «María Soberana de Rusia», el día de su abdicación, el 2 de marzo de 1917.

En cuanto a Ucrania, el Papa Juan Pablo II la describió como una «tierra mariana» durante su viaje apostólico en 2001. De hecho, vio germinar, con el bautismo de Vladimir el Grande, una larga tradición cristiana, particularmente ligada a la Virgen María.

 
 

Su hijo, Jaroslav el Sabio, proclamó a la Virgen reina del pueblo ucraniano en 1037, convirtiéndose en el primer gobernante occidental en consagrar su pueblo a María.

Una profunda devoción a María

Entre los ortodoxos, se dedica un culto especial a María como Madre de Dios (Theotokos). Los iconos marianos dan fe de ello, representando a María con el Niño-Dios en brazos. Si los ortodoxos lo llaman «muy puro», no reconocen el dogma de la Inmaculada Concepción.

Los católicos creen que María es inmaculada desde la concepción. Los ortodoxos están de acuerdo en que ella no tiene pecado (la llaman «toda pura», «toda gloriosa», «toda inmaculada»), pero solo desde el momento en que le dijo sí al ángel Gabriel. Antes de eso, María es parte del género humano, pecadora, fue concebida y traída al mundo de forma natural.

La Iglesia Ortodoxa cree que María tuvo que luchar, hasta la concepción del Salvador, para estar sin pecado personal. El carácter inmaculado de la Virgen, para los ortodoxos, no proviene pues de una exención del pecado de sus padres, sino de su lucha y de su victoria sobre el mal.

Iglesias y santuarios dedicados a María

Testimonio de la devoción mariana en Rusia y Ucrania: santuarios e iglesias dedicadas a la Virgen.

En Rusia hay muchas iglesias cuyos nombres hacen referencia al culto de María: Iglesia de la Dormición, de la Asunción; de la Natividad de la Madre de Dios; o de la Intercesión de la Madre de Dios.

En Ucrania, entre los muchos santuarios, hay uno, dedicado a María Madre de Dios, que atrae a muchos peregrinos. Se trata del santuario de Zarvanytsia, de rito greco-católico, situado en la región de Ternopil, en el oeste de Ucrania y apodado «la Lourdes de Ucrania», probablemente por su fuente milagrosa.

Apariciones de la Virgen

Se dice que la Virgen se apareció en varios lugares de Rusia, en Altai (Siberia), Guerboviets, Igritsa, Slovetsky…

La aparición más conocida es la de Kolomenskoye, cerca de Moscú, donde María se apareció en sueños a Eudoxia Adrianova la noche del 13 de febrero de 1917, en plena revolución rusa, para decirle dónde estaba escondido un icono de la Virgen.

«Hay un gran ícono negro en Kolomenskoye. Hay que tomarlo, limpiarlo y dejar que la gente le rece», le habría susurrado Marie. El ícono milagroso se hizo famoso y Kolomenskoye se convirtió en un importante lugar de peregrinación.

También en Ucrania, la Virgen aparece en varios lugares, como Grouchiv, en el siglo XVII. Allí se plantó un sauce en memoria. Un siglo después, un manantial brotó al pie del árbol y provocó curaciones milagrosas.

En 1806, Stepan Chapowskyj pintó un icono de la Virgen y los aldeanos lo fijaron en el árbol. Se convirtió en un lugar de peregrinación. En 1856, la Virgen fue venerada por haber detenido una epidemia de cólera. Se dice que el 26 de abril de 1987 se le apareció nuevamente en el mismo lugar a una niña de 11 años, Maria Kizyne.