Días de fiesta para la Argentina
El 9 de julio fue su fiesta patronal, con la que se culminó su tradicional Novena, y que este año tuvo particular acento paraguayo, ya que dos obispos de ese país, apenas cruzando el río, celebraron sendas Misas ese día, los prelados de Carapegúa y Caacupé. Fueron días más íntimos de celebración, ya que el pueblo, con una población estable de no más de 10,000 personas, se convierte en anfitrión para la celebración del aniversario de Coronación de la que un himno llama “Señora de las Selvas y pueblos guaraníes”.
Del 13 al 15 de julio se espera una masiva concurrencia de peregrinos, que en años anteriores se llegó a contar en 400,000. Llegarán en auto o autobús, pero también en bicicleta, a pie, en carruajes y a caballos. 30 horas de marcha o más de una semana a caballo no intimidan al peregrino que año a año visita para estas fechas el santuario mariano, tan intimidante por tamaño como tierno, al ser coronado en la cima por ella, la destinataria de las promesas y los agradecimientos.
El Festival de la Fe, las bendiciones, la Misa a toda hora, la procesión con los santos patronos, los sacramentos de iniciación, la procesión de antorchas, la procesión náutica con el encuentro entre la Virgen de Itatí y Nuestra Señora de Caacupé, ilustre visitante anual desde el Paraguay, son los pilares con los que se celebrará este 119 Aniversario de la Coronación Pontificia.
Pero Itatí recibe peregrinos, se sabe, al menos desde el siglo XVII. Ya en 1624 se registran prodigios con la imagen de la Inmaculada allí en el Pueblo de Indios de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí. Gracias particulares, pero algunas también de mayor alcance, como aquel milagro relatado de 1748, que describe una misteriosa zanja aparecida tras la petición del pueblo para frenar un malón que buscaba arrasar con el pueblo.
Dos millones de personas al año renuevan esa historia de amor, de petición y agradecimiento, entre la Virgen de Itatí y sus devotos, con sentimientos que el poeta Carlos Guido y Spano (1827-1918) expresó en su himno, acaso como nadie:
Señora de las selvas
y pueblos guaraníes
¡qué dulce nos sonríes,
divina aparición!
Escucha aqueste himno
de férvida alabanza
con vuelos de esperanza
nacido en la oración.
Mira a los fieles, Madre,
que de su amor en prenda
dedicaste la ofrenda
más grata a su humildad.
Tus siervos te saludan
del orbe soberana,
lucero en la mañana,
luna en la oscuridad.
Pues en el cielo reinas,
y en nuestros corazones,
queremos tus blasones
sin mancha hoy acrecer
al coronar tu imagen
con la imperial diadema
que es en la tierra emblema
de gloria y de poder.
El homenaje acepta
de antigua fe sencilla,
protege al que se humilla
delante del altar;
sé blanda a nuestras preces,
enjuga nuestro llanto,
y da a besar el manto
a quien te sabe amar.
Al blanco, al negro, al indio
que acampa entre jaguares,
en su infortunio ampares
Oh Virgen de Itatí
y bendecida seas
por siempre lirio y palma,
mientras contrita el alma
del mundo sube a ti.