Ingrid Saavedra T. - Aleteia Chile - publicado el 15/10/21
“Lo primero que pensé fue en una imagen que nos acogiera a todos los chilenos, que nadie se sintiera fuera. Para mí fue muy emocionante que me pidieran realizar el mosaico de nuestra Virgen. Me inspiré en la imagen de la catedral, la que yo sentía más cercana y mi idea para ejecutarlo fue que todos nos sintiéramos representados, por lo que está llena de símbolos de las distintas tradiciones de norte a sur, partiendo por el mapa de Chile”.
Así lo relata a Aleteia Francisca Claro, autora de la obra que llegó a los jardines vaticanos.
La Virgen del Carmen tiene una importancia esencial en la vida de los chilenos, su rol ha sido preponderante en diversos hitos cruciales de nuestra historia. Llegó a Chile en 1525 con los misioneros agustinos y tres siglos después, en 1825 escuchando la voz del pueblo, el papa Pío XI la declara como «Patrona de Chile» y casi un siglo más tarde, en 1926 es coronada como “Reina de Chile”.
Del fin del mundo al Vaticano
Caminando por los jardines del Vaticano, el embajador de Chile en la Santa Sede, Octavio Errázuriz, se dio cuenta que la imagen de la Virgen del Carmen no estaba presente y decidió entonces que era necesario encargar la obra.
El proceso tomó casi dos años en realizarse. La artista pasó mucho tiempo en soledad, producto de la pandemia. Esto facilitó la participación de su familia y luego se involucró su grupo de trabajo. Con el tiempo, muchas personas fueron llegando hasta su taller porque querían dejar sus intenciones.
“Es increíble como la gente se fue acercando de diferentes partes, todos sienten propia a la Virgen, quisieron venir a poner piedras. Usamos un pegamento que mezclamos con las cenizas que llevaban las intenciones de todas las personas que las traían escritas y las quemábamos acá. La obra está llena de simbolismos, muy bien cuidados. Le pedí al Espíritu Santo que me iluminara. Dios habla a través de las personas y el resultado habla por sí mismo”, agrega Francisca.
Un libro ad portas
“Virgen del Carmen de Chile”, se llama el libro inspirado en este trabajo. El texto está en Roma y será la imprenta vaticana la encargada de sacarlo a la luz. El texto cuenta la historia de la “Patrona de Chile”, el proceso de realización de la obra, así como también contiene testimonios de las personas que trabajaron en el mosaico y de algunos que pusieron piedras con intenciones especiales.
Al término de este arduo proceso, Francisca Claro resume lo siguiente: “Esto ha sido un regalo grande, un honor tener la posibilidad de hacer un mosaico en oración por la paz de Chile, en uno de los momentos más difíciles que nos ha tocado vivir. Me quedo con una enorme gratitud de haber sido instrumento para que la Virgen del Carmen llegara a ese lugar tan importante en el mundo”.
El esperado reencuentro con la madre
“La procesión es una tradición en la historia de Chile desde hace 300 años y nunca se había interrumpido, por eso la imposibilidad de realizarla producto de la pandemia en 2020, llevó a que muchas personas estuvieran esperando este reencuentro, había necesidad de rezar, de poner las intenciones a los pies de la Virgen del Carmen, en tiempos tan complejos esto es un bálsamo para muchos”, relata Macarena Mackenna, presidenta de la Cofradía de la Virgen del Carmen, con motivo de la festividad que se vivió recientemente.
Fue un momento esperado por cientos de fieles, los que por fin lograron reencontrarse con la Reina, hoy más que siempre la necesidad de que la madre diera cobijo y consuelo era muy grande. La Cofradía se preparó durante todo el mes con mucha oración y la Virgen del Carmen peregrina recorrió muchos lugares visitando a personas que no podían salir. Estuvo en hogares de ancianos, en hospitales, algunas parroquias, todo un proceso de encomendar a la Patria, que culminó en el Día de la “Oración por Chile”, el último domingo de septiembre.
“Era difícil la situación, cualquier error podía generar algún problema con la pandemia, pero el resultado fue precioso. Para los chilenos es una figura trascendental, ella está muy arraigada a nuestra historia y fe”, expresa Macarena.
Sobre la obra que llegó al Vaticano, la presidenta de la Cofradía agrega:
“El mosaico es un regalo precioso, el nivel de arte y devoción que contiene es superior. En cada detalle están representadas nuestras tradiciones. La inspiración del Espíritu Santo se ve reflejada en todo el potencial. Las camareras participamos orando por la artista y su trabajo».
«Estamos muy felices con que nuestra ‘Madre, Patrona y Reina’ llegó hasta el Vaticano y yo cuento los días para ir a ver la obra en persona”, sentencia.