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I.Media - publicado el 08/07/24
 
El cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, autoriza la promoción de las apariciones marianas italianas conocidas como la "Rosa Mística de Fontanelle"

En una carta publicada el 8 de julio de 2024, el cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, autoriza la promoción de las apariciones marianas italianas conocidas como la "Rosa Mística de Fontanelle" - o "Madonna de Montechiari". Mientras que en 1984 su dicasterio había juzgado poco creíble este fenómeno sobrenatural, ahora reconoce los "aspectos positivos" en términos de fe y moral, pero pide que se "aclaren" ciertos mensajes.

Desde la publicación de las nuevas normas emitidas el 17 de mayo para estudiar los fenómenos sobrenaturales en la Iglesia católica, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha podido pronunciarse públicamente sobre estos casos. El objetivo de este juicio, que puede ser solicitado por un obispo local o propuesto de motu proprio por el dicasterio, no es reconocer la naturaleza sobrenatural del caso estudiado, sino autorizar el culto asociado al mismo de la forma más clara posible, haciendo si es necesario correcciones teológicas.

Tras su investigación, el antiguo "Santo Oficio" también podía decidir prohibir un culto, o declarar que el fenómeno no era sobrenatural. Este fue el caso de la primera carta publicada el 27 de junio, en la que el cardenal Fernández afirmaba la "naturaleza no sobrenatural" de las supuestas apariciones ocurridas en los últimos años en Trevignano, al norte de Roma.

La segunda carta del cardenal se refiere al caso de la vidente italiana Pierina Gilli (1911-1991). Esta piadosa monja de Montichiari, en Lombardía, declaró haber sido visitada por la Virgen María en numerosas ocasiones, durante las cuales la Virgen se le reveló como una "Rosa Mística". La publicación de su Diario suscitó una gran devoción e impulsó la creación de un santuario en Fontanelle.

Los obispos de la diócesis local, la de Brescia, habían desaconsejado repetidamente el culto en 1968, 1975, 1997 y 2008, sin conseguir ponerle fin. En 1984, el obispo Bruno Foresti anunció incluso que la entonces "Congregación" para la Doctrina de la Fe había juzgado que las apariciones no eran creíbles y había desaprobado el culto a la "Virgen Rosa Mística".

Por tanto, el dicasterio parece haber dado marcha atrás en su juicio anterior. Las nuevas normas ya no pretenden reconocer el carácter sobrenatural del fenómeno, sino solo su validez desde el punto de vista de la doctrina cristiana y la pertinencia pastoral de mantener el culto vinculado a él.

En su carta, el cardenal Fernández afirma que el dicasterio del que es prefecto "no ha encontrado en los mensajes difundidos por Pierina Gilli ningún elemento que contradiga directamente la enseñanza de la Iglesia católica en materia de fe y moral". Explica que, por el contrario, se han detectado elementos positivos, por lo que da su nihil obstat al culto, aunque insiste en que algunos mensajes requieren "aclaraciones para evitar malentendidos".

Revelaciones "no siempre adecuadas"

Según el dicasterio, los textos contienen "expresiones no siempre adecuadas". Es el caso, señala, de ciertos escritos de la vidente que podrían hacer creer que la Virgen María sería una "mediadora pararrayos" que protegería a la humanidad de la ira de un Dios inmisericorde, o que sería una redentora -mientras que "Jesucristo es nuestro único Redentor", subraya.

La Santa Sede insiste también en que, contrariamente a lo que podrían dar a entender ciertas formulaciones, la gracia de Dios se transmite al hombre por el Espíritu Santo, y no por mediación de la madre de Jesús, que ofrece, sin embargo, una "intercesión maternal" a los fieles. Por último, el dicasterio advierte contra una lectura "reductora" de la visión de las "tres rosas" de la Virgen relatada por Pierina Gilli - tres flores que representan la oración, el sacrificio y la penitencia. Pide que se evite presentar esto "como si fuera el núcleo, el centro o la síntesis del Evangelio", porque, señala, falta la caridad.